martes, 26 de junio de 2007

La CIA revela cómo violó la ley

Incluyen los planes para matar a Fidel Castro y al congoleño Patrice Lumumba
La CIA revela cómo violó la ley, planificó asesinatos y espió a estadounidenses

Efe

La Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA) ha anunciado que mostrará algunas de las "joyas" de su historia cuando revele 693 páginas de documentos sobre planes de asesinato de gobernantes extranjeros, secuestros y experimentos de drogas con seres humanos.

El director de la agencia, Michael Hayden, anunció la divulgación en un encuentro con historiadores de política exterior, y dijo que los documentos forman parte de una colección de "joyas de la familia" y cubren desde comienzos de la década de 1950 a mediados de la de 1970.

"La mayor parte de ello es poco halagüeño", añadió Hayden en el encuentro. "Pero es la historia de la CIA".

Por su parte, los Archivos de Seguridad Nacional (NSA), grupo de estudio dependiente de la Universidad George Washington que se dedica a la investigación de documentos clasificados como secretos, sostiene que el material muestra que "la agencia violó su propia carta constitutiva durante 25 años".

La colección de "joyas" en el historial de la agencia de espionaje comenzó en 1973 cuando su entonces director, James Schlesinger, alarmado por los artículos de prensa acerca de la vinculación de la CIA con el caso Watergate, ordenó que se le informara sobre todas las operaciones "al margen" de la autorización legal de la entidad.

Esa colección de documentos, que se remonta a 1953, pasó a manos del sucesor de Schlesinger, William Colby, a quien en diciembre de 1974 le alarmó un artículo del periodista Seymour Hersh, del diario 'The New York Times', sobre la infiltración de la CIA en el movimiento contra la guerra de Vietnam.

El NSA, que ha obtenido algunos de esos documentos después de años de gestiones, indicó que entre las actividades acerca de las cuales Colby consultó con los asesores legales de la CIA a fines de 1974 figuraba "el confinamiento de un desertor ruso que puede considerarse una violación de las leyes sobre secuestros".

Además del espionaje de periodistas de EEUU, Colby también discutió "experimentos de modificación de la conducta de ciudadanos estadounidenses 'no voluntarios', y planes de asesinato contra el líder cubano Fidel Castro, el revolucionario congoleño Patrice Lumumba y el ex dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo".

En una reunión en enero de 1975, Colby informó al entonces presidente Gerald Ford de que "tenemos una institución de 25 años de edad que ha hecho algunas cosas que no debería haber hecho", según un memorando divulgado por la NSA en su sitio de internet.

Infiltración en grupos pacifistas

Además de la infiltración en grupos opuestos a la guerra y la compilación de fichas sobre unos 10.000 ciudadanos estadounidenses, Colby también explicó a Ford que "hemos ejecutado operaciones para asesinar a dirigentes extranjeros". "Nunca tuvimos éxito", comentó.

Según el documento, Colby mencionó nuevamente a Castro, a Trujillo -quien fue asesinado en 1961- y al general René Schneider, jefe del Ejército de Chile asesinado en octubre de 1970.

En otro documento, también de enero de 1975, el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, en una conversación en la Casa Blanca con Ford, se declara muy nervioso por las revelaciones en la prensa sobre el espionaje de la CIA dentro de Estados Unidos. "Si todas las historias salen a la luz, correrá sangre", dijo Kissinger a Ford.

"Por ejemplo (el secretario de Justicia en 1961) Robert Kennedy manejó personalmente la operación del asesinato de Castro", agregó.

Y en una aparente referencia al golpe militar de 1973 que derrocó en Chile el Gobierno constitucional de Salvador Allende e instauró la dictadura de Augusto Pinochet, Kissinger añade que "la cosa chilena (...), eso no está en informe alguno".

Zyklon B en la frontera de EE.UU.

Partir el texto en columnas 26-06-2007
Sobre el insecticida derivado del cianuro utilizado en la Alemania nazi
Zyklon B en la frontera de EE.UU.

Alexander Cockburn
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El Zyklon B era la marca registrada de un insecticida a base de cianuro que se usó en la Alemania Nazi durante el Holocausto, para asesinar a millones de personas. [http://es.wikipedia.org/wiki/Zyklon_B]

El Zyklon B llegó a El Paso en los años veinte del siglo pasado. En 1929, por ejemplo un funcionario del Servicio de Salud Pública de EE.UU., J.R. Hurley, pidió el material - ácido prúsico en forma de gránulos – por un valor de 25 dólares, como agente de fumigación para ser utilizado en la estación de despiojamiento de El Paso, donde mexicanos cruzaban la frontera desde Juárez. El Zyklon, desarrollado por DEGESCH (Corporación Alemana de combate contra Alimañas) era producido en diferentes concentraciones: Zyklon C, D y E que representaban gradaciones en potencia y precio. Como lo describe Raul Hilberg en “La destrucción de los judíos europeos,” la concentración E era requerida para la erradicación de alimañas especialmente resistentes, como ser cucarachas o para gasear en barracas de madera. La preparación ‘normal,’ D, fue utilizada para exterminar piojos, ratones, o ratas en estructuras grandes, bien construidas, que contenían muebles. Seres humanos fueron asesinados en cámaras de gas con Zyklon B.” En 1929, se dividió el mercado mundial con una corporación estadounidense, Cyanamid, de modo que Hurley presumiblemente obtuvo su Zyklon B de esta última.

Como describe David Dorado Romo en su maravilloso “Ringside Seat to a Revolution: An underground history of El Paso and Juárez : 1893-1923” [Butaca de primera fila en una revolución: Una historia clandestina de El Paso y Juárez), Zyklon B llegó a ser asequible en EE.UU. al comienzo de los años veinte cuando los temores de una infección foránea fueron inflamados por las señales de alarma de los eugenicistas, la mayoría provenientes del extremo “progresista” del espectro político. En 1917, el Congreso de EE.UU. aprobó y Wilson – un ardiente eugenicista – firmó la Ley de Inmigración. El Servicio de Salud Pública de EE.UU. publicó simultáneamente su Manual para la Inspección Física de Extranjeros.

El Manual incluía su lista de excluibles de EE.UU., una representación madura de las obsesiones de los eugenicistas: “imbéciles, idiotas, personas débiles mentales, personas de inferioridad constitucional psicopática (homosexuales), vagos, defectuosos físicos, alcohólicos crónicos, polígamos, anarquistas, personas afectadas por enfermedades execrables o contagiosas peligrosas, prostitutas, jornaleros por contrato, todos los extranjeros de más de 16 que no sepan leer.” En el mismo año, agentes del Servicio de Salud Pública de EE.UU. “bañaron y despiojaron” a 127.123 mexicanos en el Puente Internacional de Santa Fe entre Juárez y El Paso.

El alcalde de El Paso de la época, Tom Lea Sr., representaba, como dijo Romo, “el nuevo tipo de político anglo en la ‘Era Progresista’. Progresista no significaba necesariamente liberal en aquel entonces. En el caso de Lea, ‘progreso’ significaba que limpiaría la ciudad.” Como parte de sus operaciones de limpieza, Lea convirtió su ciudad en la primera de EE.UU. que prohibió el cannabis, alias marihuana, como una sustancia mexicana foránea. Tenía un temor visceral de la contaminación y, como reveló posteriormente su hijo, usaba ropa interior de seda porque su amigo, el doctor Klutz, le había dicho que los piojos del tifus no se pegaban a la seda. Con sus entrañas bien protegidas, por lo tanto, Lea bombardeó al gobierno de EE.UU. con exigencias de que hubiera un campo de cuarentena total en la frontera en el que se mantendría a todos los inmigrantes durante hasta 14 días. El funcionario sanitario local, B.J. Lloyd, consideró que esto era estrafalario, y dijo al inspector general de sanidad que la fiebre tifoidea “no es ahora, y probablemente nunca será, una amenaza seria para nuestra población civil.”

Lloyd tenía razón al respecto. Lea obligó a los inspectores sanitarios a lanzarse sobre Chihuahuita, el barrio mexicano de El Paso, forzando a habitantes sospechosos de tener piojos a tomar baños de kerosén y vinagre, a que se les afeitaran las cabezas e incineraran sus ropas. La inspección de 5.000 habitaciones no estigmatizó a Chihuahuita como una zona de plagas. Los inspectores hallaron dos casos de tifus, uno de reumatismo, uno de tuberculosis, y uno de varicela. Irónicamente, Klutz, presumiblemente con su ropa interior de seda, contrajo el tifus mientras supervisaba esas operaciones y falleció.

Pero Lloyd recomendó plantas de despiojamiento, diciendo que estaba dispuesto a “bañar y desinfectar a toda la gente sucia, piojosa, que viene a este país desde México.” La planta estuvo lista para la actividad de inmediato cuando la Ley de Inmigración fue promulgada. Pronto los cuerpos de los mexicanos fueron controlados, untados con kerosén cuando era considerado necesario, y sus ropas fueron fumigadas con gasolina, kerosén, cianuro sódico, cianógenos, ácido sulfúrico y Zyklon B. El periódico El Paso escribió respetuosamente en 1928: “El gas de ácido cianhídrico, el más tóxico que se conozca, más letal incluso que el utilizado en los campos de batalla de Europa, es empleado en el proceso de fumigación.”

Las operaciones de despiojamiento provocaron furia y resistencia entre los mexicanos a los que todavía les hervía la sangre de rabia después de un mortífero incendio de gasolina en 1916 en la cárcel de la Ciudad de El Paso. Como parte de la campaña de desinfección en toda la ciudad del alcalde Lea, se ordenó a los prisioneros en la cárcel que se desnudaran. Sus ropas fueron lanzadas en un baño lleno de una mezcla de gasolina, creosota y formalina. Entonces los obligaron a entrar a un segundo baño repleto con “un balde de gasolina, un balde de carbón y un balde de vinagre.” Cerca de las 3 de la tarde del 5 de marzo de1 1916, alguien encendió un fósforo. La cárcel ardió como una antorcha. El Paso Herald informó que unos 50 “prisioneros desnudos cuyos cuerpos desprendían gases de gasolina,” muchos de ellos encerrados en sus celdas, se incendiaron. 27 prisioneros murieron. A fines de enero de 1917, 200 mujeres mexicanas se rebelaron en la frontera y provocaron un gran disturbio, provocando la fuga de policías y soldados a ambos lados de la frontera.

El uso de Zyklon B se hizo habitual. Los funcionarios sanitarios pulverizaban las ropas de los inmigrantes. Ahora bien, Zyklon B, en su forma gaseosa, es fatal cuando es absorbido a través de la piel en concentraciones de más de 50 ppm. ¿Cuántos mexicanos sufrieron agonías o murieron, cuando se pusieron esas vestimentas? Como Romo declaró recientemente al periodista basado en El Paso, Paul Spike, que escribe para el periódico en línea de Gran Bretaña, The First Post: “Es un inmenso agujero negro en la historia. Por desgracia, sólo tengo historias orales y otra evidencia anecdótica sobre los efectos dañinos de los productos químicos nocivos utilizados para desinfectar y despiojar a los mexicanos que cruzaban la frontera – incluyendo muertes, defectos al nacer, cáncer, etc. Podrían ser decenas de miles. Es increíble que absolutamente nadie, después de todos estos años, haya tratado alguna vez de documentarlo.”

El uso de Zyklon B en la frontera entre EE.UU. y México fue un asunto de agudo interés para la firma DEGESCH. En 1938, el doctor Gerhard Peters pidió que fuera utilizado en Desinfektionskammern [cámaras de desinfección] alemanas. Romo publicó un artículo que Peters escribió en una revista de ciencias de las plagas alemana, Anzeiger für Schädlingskunde, que publicó dos fotografías de las cámaras de despiojamiento de El Paso. Peters llegó a ser gerente general de DEGESCH, que manejó el suministro de Zyklon B para los campos de la muerte nazis. Fue juzgado y condenado en Nuremberg. Hilberg informa que lo sentenciaron a cinco años, luego logró un nuevo juicio que fijó la sentencia en seis años. En un nuevo juicio en 1955, lo absolvieron.

En EE.UU., los eugenicistas siguieron adelante hasta lograr su gran triunfo: la Ley de Restricción de la Inmigración de 1924, que condenó a millones en Europa a su encuentro final con Zyklon B veinte años más tarde. Al llegar los años treinta, los eugenicistas estaban generalmente desacreditados, aunque muchos – particularmente en el movimiento ecológico – siguen fieles a sus obsesiones racistas hasta hoy. La Ley de Restricción, ese monumento a la mala ciencia unida a políticos inescrupulosos y a una política pública entusiasta por el bien de generaciones venideras, permaneció sin cambio durante 40 años.

En 1928, la enfermedad verdaderamente atravesó la frontera, como señala Romo. Romo cita una carta del doctor John Tappan, que había desinfectado a miles de mexicanos en la frontera: “10.000 casos en El Paso y los mexicanos murieron como moscas. Familias enteras fueron exterminadas. Fue la gripe “española” proveniente del distrito Haskell, en Kansas, EE.UU.

http://www.counterpunch.org/cockburn06232007.html

Un tunecino en Guantánamo

La historia de Lofti Lagha (Prisionero nº 660)
Un tunecino en Guantánamo

Andy Worthington
Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Además de los informes relativos a Abdullah bin Omar, detenido en Guantánamo, un tunecino que el domingo 17 de junio fue enviado al país donde nació, donde se teme que pueda ser sometido a torturas y abusos, tenemos la historia de otro tunecino, quien, atado y con grilletes, compartió con él traslado en un avión estadounidense. Al contrario que Omar, que estuvo representado por abogados que hicieron todo cuanto pudieron para dar publicidad a su caso, no hubo nadie para hablar de Lofti Lagha, de 38 años, y no hay forma de saber si va a ser también perseguido a su vuelta al país. Hasta el momento, incluso su identidad había permanecido oculta y no ha sido revelada ni por EEUU ni por las autoridades tunecinas.

Debido a la decisión del Tribunal Supremo, en junio de 2004, estableciendo que los prisioneros de Guantánamo tenían derecho a someter su detención a los tribunales estadounidenses (un derecho que fue eliminado por el Congreso en el pasado mes de octubre), alrededor de de 200 detenidos pudieron aprovechar una oportunidad que tanto costó lograr, pero, por alguna razón –bien porque no confiaba en los abogados estadounidenses, o porque no halló forma de establecer contacto-, Lofti Lagha no fue uno de ellos. Como cientos de otros detenidos en Guantánamo sin representación legal, las únicas personas con las que se encontró a lo largo de cinco años y medio que no formaban parte de la administración estadounidense que le encarceló sin acusaciones ni juicio, fueron, en alguna ocasión, representantes de la Cruz Roja y, casi con total seguridad, representantes de los servicios de inteligencia de su patria, gobernada por un régimen represivo y hermético, controlado por el dictador Zine el Abidini Ben Ali desde hace ya veinte años.

Aunque Lagha no era uno de los prisioneros completamente sin voz en Guantánamo -un dudoso privilegio reservado a 22 detenidos cuyos nombres, reeditados de listas publicadas el pasado año por el Pentágono, pueden encontrarse página tras página en Internet, pero de quienes no se ha publicado historia alguna en absoluto-, todo lo que existe de dominio público sobre sus 2.000 días de encarcelamiento son tres páginas de notas en el Sumario de Evidencias sin Clasificar de la Junta de Estudios Administrativos sobre la vista celebrada en 2005 –convocada para asesorar si debería aún ser considerado como “combatiente enemigo”-, a la que, al igual que en el caso de un anterior tribunal, no asistió.

Lo que puede deducirse de este embrollo de detalles biográficos, afirmaciones contradictorias y alegaciones insustanciales enmascaradas como evidencias es que Lagha sirvió en el ejército tunecino cuando era joven, y que entonces, supuestamente, “robó una barca para entrar ilegalmente en Italia junto con un egipcio y otro tunecino”, donde utilizó un documento falso de identificación. En Milán, donde parece que se estableció, se afirmó que se “había asociado con varios tunecinos” en un centro cultural (lo que es muy sorprendente), y que “entre las personas a las que frecuentaba en el centro cultural” había “al menos un individuo que pertenecía a una red terrorista, que aseguraba el apoyo financiero a grupos terroristas mientras que reclutaba también activamente voluntarios para los campos de entrenamiento patrocinados por Osama bin Laden en Afganistán”. Se señalaba también que “frecuentaba a elementos de la Jamaat-al-Tablighi” (sic). Jammat-al-Tablighi –fundada en la India en la década de 1920-, una inmensa organización misionera de ámbito mundial con millones de miembros, se declara no política pero causa preocupación en Occidente debido por su conservadurismo riguroso, aunque ninguna de las críticas dirigidas hacia ella se ha cercado a la hipérbole utilizada en Guantánamo, donde, al igual que en las “pruebas” contra Lagha, es descrita regularmente como una “organización misionera islámica con sede en Pakistán, que es utilizada como cobertura para enmascarar viajes y actividades de terroristas, incluidos los de Al-Qaida”.

Siguiendo adelante con las razones de Lagha para abandonar Italia, se alegó que viajó a Afganistán a comienzos de 2001, donde fue “enviado por el jefe de una red terrorista para que recibiera entrenamiento militar”, aunque también se dijo que viajó en abril de 2001 “tras sentirse inspirado para llevar a cabo la yihad” por un reclutador de una mezquita en Italia, y también se afirmó que viajó con un compañero que era “miembro de una red terrorista y un terrorista convicto”. Según la inteligencia militar estadounidense, su comunicante italiano le puso en contacto con un tunecino en la ciudad oriental de Jalalabad, quien había dirigido anteriormente el campo de entrenamiento de Durunta, y este hombre, a su vez, le presentó a otros dos tunecinos, un “supuesto” miembro del Grupo Islámico Armado Argelino (GIA) y otro conectado con Hezb-e-Islami Gulbuddin, una milicia afgana dirigida por Gulbuddin Hekmatyar, un renegado señor de la guerra fuertemente financiado por los estadounidenses en la década de 1980 y descrito ahora como un terrorista que “dirigía campos de entrenamiento terroristas en Afganistán” y que “organizaba ataques para obligar a las tropas estadounidenses a retirarse de Afganistán”.

Capturado en diciembre de 2001, tras cruzar desde Afganistán a Pakistán, se alegó que, tras su arresto, Lagha “había comentado a otros que venía de las montañas de Tora Bora”, aunque esto no prueba que estuviera en Tora Bora con los hombres de Osama bin Laden, y es posible que, como otros innumerables detenidos (muchos de los cuales están aún en Guantánamo), estuviera atravesando las montañas camino de Pakistán. El alegato más risible de todos era que “había visto a miembros de los talibanes en Afganistán”, un hecho que sólo un ciego podría eludir. La propia explicación de Lagha sobre su presencia en Afganistán se encontró en una sección de la “evidencia” descrita como “factores que favorecen la liberación o traslado”, en la cual se señalaba que había declarado que fue a Afganistán como turista, que pasó el tiempo “pescando y en actividades recreativas” en Jalalabad y que, una vez empezada la guerra, se fue de Afganistán. Insistió en que nunca se había entrenado en un campo en Afganistán, que nunca tomó las armas contra los estadounidenses ni contra nadie, añadiendo que “pensaba que el sistema de creencias de Al Qaida era extraño y que no eran buena gente”.

Extraer razones sobre su liberación de la confusa semi-narrativa presentada por las autoridades estadounidenses es desde luego absolutamente imposible. ¿Estaban sus conocidos realmente entre quienes las autoridades decían que estaban, o toda la historia revelada no era sino un conjunto de mentiras? ¿Quizá denunció a sus compañeros para escapar de Guantánamo o las autoridades le dejaron ir porque concluyeron que habían agotado ya cualquier dato útil para la inteligencia? Podemos no saberlo nunca. Sin embargo, lo que puede afirmarse con absoluta certeza es que intentar obtener un destello de verdad a través de una maraña de insinuaciones es un pobre sustituto, tras cinco años y medio, de un sistema más antiguo, más rápido y más efectivo: un tribunal con acusaciones adecuadas, evidencias transparentes, un proceso judicial, abogados de la defensa, juez y jurado.

Andy Worthington (www.andyworthington.co.uk) es un historiador británico y autor de “The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal Prison” (que Pluto Press publicará en octubre de 2007). Puede contactarse con él en: andy@andyworthington.co.uk

Fuente: http://www.counterpunch.org/worthington06222007.html

Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión y Cubadebate.

Iraq es un país completamente sumido en las violaciones de los Derechos Humanos

Carta a Louise Arbour, Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas
Iraq es un país completamente sumido en las violaciones de los Derechos Humanos

Denis J. Halliday y Hans C. von Sponeck
IraqSolidaridad

Estimada Sra. Arbour:

Como ex Coordinadores de Naciones Unidas (NNUU) para Iraq [1], nos ponemos en contacto con usted para que tome las medidas necesarias en respuesta a la percepción generalizada del fracaso de NNUU respecto al cumplimiento del mandato sobre Derechos Humanos en Iraq.

Las muchas voces preocupadas por la ausencia, durante tantos años, de un Enviado especial de Derechos Humanos en Iraq, nos han animado a escribir esta carta. La Comisión de Derechos Humanos de NNUU no ha renovado el nombramiento del Dr. Andreas Mavrommatis después de que éste enviara su informe [sobre la situación de los Derechos Humanos] el 19 de marzo de 2004. Ni la Comisión (o Comité) de Derechos Humanos de NNUU ni el Consejo de Seguridad (CS) de NNUU han considerado que haya una razón de peso para incluir los Derechos Humanos en Iraq dentro de sus planes de trabajo. Los informes sobre Derechos Humanos de la UNAMI, pese a la importancia que tienen, no pueden considerarse el cumplimiento adecuado del mandato de NNUU sobre los Derechos Humanos. Iraq es un país completamente sumido en las violaciones de los Derechos Humanos —de lo que somos testigos a diario— cometidas por sujetos tanto del interior como del exterior [del país].

Negligencia y grave parcialidad

De hecho, la historia del seguimiento de NNUU sobre el cumplimiento de los Derechos Humanos en Iraq revela negligencia y una grave parcialidad. Durante los años de las sanciones (de 1990 a 2003), el mandato de NNUU en relación a los Derechos Humanos constituyó una injustificable y tendenciosa evaluación de la situación en Iraq al respecto. Max van der Stoel, para su propio desprestigio, asumió los sesgados términos establecidos sin ninguna objeción [2]. Su supervisión se limitó a revisar las acusaciones sobre las violaciones de los Derechos Humanos perpetradas por el [depuesto] gobierno de Iraq. Andreas Mavrommatis tuvo el valor de protestar y referirse a la política internacional de sanciones [económicas mantenidas por el CS de NNUU desde 1990] como una causa fundamental de las violaciones de los Derechos Humanos de la población de Iraq.

En junio de 2000, el catedrático Marc Bossuyt, actualmente juez del Tribunal de Arbitraje belga, transmitió a la Comisión de Derechos Humanos de NNUU su profunda preocupación sobre la legalidad de la política del CS de NNUU para Iraq: “[…] El régimen de sanciones impuesto a Iraq es inequívocamente ilegal a la luz de la vigente legislación humanitaria internacional y de la legislación sobre Derechos Humanos [3]. En aquel momento, no se produjo respuesta alguna a esas graves observaciones, ni de la Comisión de Derechos Humanos de NNUU ni de cualquier otro organismo de NNUU.

Tarde y a su pesar, su predecesor mantuvo una postura crítica pero muy cautelosa sobre el papel de NNUU en Iraq. Ni la Comisión de Derechos Humanos de NNUU ni la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de NNUU ni la vicesecretaria general de NNUU, Louise Frechett, encargada de la Comisión de Política de Iraq en Nueva York, no estuvieron a la altura de sus respectivas responsabilidades.

Daño inconmensurable de una política viciada

Como usted debe saber, nosotros decidimos dimitir de nuestros puestos de Coordinadores Humanitarios de NNUU por la imposibilidad de seguir aceptando que nuestra organización hubiera decidido asumir una postura interesada y en la línea dura respecto a las sanciones que castigaron, primero y fundamentalmente, a inocentes. El daño inconmensurable que la política viciada de NNUU sobre Iraq ha infligido a la sociedad iraquí es mucho mejor conocida ahora que en aquel momento. No obstante, este conocimiento sólo es accesible de forma limitada a través de las fuentes de NNUU, aunque es de dominio público gracias a la implacable labor de investigación de la sociedad civil. Como antiguos funcionarios de NNUU, esto nos resulta francamente inquietante.

Lo que nos impulsa a escribir esta carta es nuestra profunda preocupación de que, hasta la fecha, ni el CS de NNUU ni la Comisión de Derechos Humanos de NNUU han considerado su obligación aceptar su responsabilidad y llevar a cabo un estudio de la situación producida respecto a los Derechos Humanos durante los 13 años de sanciones. El papel que NNUU ha desempeñado durante todo este período se debe hacer público. Debido a que la infraestructura de Iraq sigue destruida —lo que constituye una negligencia penal de las potencias ocupantes—, el impacto de las sanciones se sigue sintiendo. De igual manera, estamos igualmente preocupados porque la Comisión de Derechos Humanos no haya logrado propiciar un debate sobre las atroces violaciones de los Derechos Humanos en Iraq bajo la ocupación.

Consideramos que es un derecho importante de la sociedad exigir tanto una evaluación como un debate sobre este asunto. Asimismo, sería primordial para la gestión futura de crisis semejantes, puesto que nosotros lo hemos visto y vivido de primera mano en Iraq.

Igualmente fundamental sería asegurar a la comunidad internacional que se exigirán responsabilidades a todos aquellos que hayan desempeñado un papel determinante en el destino de un pueblo, y no sólo a su gobierno.

Esperamos que usted, como Alta Comisionada de Derechos Humanos y una persona que se ha pronunciado con valentía sobre Iraq y sobre otros asuntos de Derechos Humanos, presione tanto al Comité de Derechos Humanos de NNUU como al CS de NNUU para los organismos más relevantes de NNUU incluyan los Derechos Humanos en Iraq en sus asuntos a tratar. El hecho de que desde la invasión [de Iraq de 2003] probablemente hayan muerto cerca de un millón de iraquíes, que cuatro millones o más se hayan convertido en desplazados o refugiados, que toda la infraestructura socioeconómica se haya derrumbado y que toda la nación esté traumatizada podrían ser razones suficientes para una implicación inmediata y urgente de NNUU.

Una declaración expresando su postura sobre la realidad en Iraq tendría, indudablemente, un impacto político significativo y tranquilizaría a todos aquellos que en el mundo la consideran a usted la defensora de la supremacía de los Derechos Humanos para la humanidad.

Reciba nuestros mejores deseos para su trascendental trabajo.

Saludos cordiales.

Hans C. von Sponeck y Denis J. Halliday

Notas de los autores y de IraqSolidaridad:

1. Denis J. Halliday fue Coordinador Humanitario de Naciones Unidas en Iraq de 1997 a 1998. Hans-C. von Sponeck fue Coordinador Humanitario de Naciones Unidas en Iraq de 1999 a 2000). Ambos dimitieron como protesta por la prolongación de las sanciones impuestas a Iraq por NNUU y por la manipulación del programa Petróleo por Alimentos por parte de EEUU y Reino Unido. Sobre su experiencia en Iraq, von Sponeck ha publicado un libro recientemente editado en español, Autopsia de Iraq (véase en IraqSolidaridad: Han C. von Sponeck: Las sanciones contra Iraq supusieron una violación consciente del Derecho Internacional. Las sanciones: otra forma de guerra y Carlos Varea: Hans C. von Sponeck detalla el mecanismo de aplicación de un genocidio premeditado. EEUU contra Iraq: del régimen de sanciones a la ocupación). De Halliday puede leerse en IraqSolidaridad: Denis Halliday: Naciones Unidas y su conducta durante la invasión y ocupación de Iraq .

2. Max van der Stoel, Comisionado de NNUU sobre los Derechos Humanos en Iraq antes de la invasión del país, fue acusado de parcialidad al servicio de los gobiernos de EEUU y Reino Unido a fin de favorecer la intervención militar en Iraq.

3. Véase E/CN.4/Sub.2/2000/33

Denis J. Halliday fue Coordinador Humanitario de Naciones Unidas en Iraq de 1997 a 1998. Hans C. von Sponeck fue Coordinador Humanitario de Naciones Unidas en Iraq de 1999 a 2000. Ambos dimitieron como protesta por las sanciones impuestas a Iraq por NNUU

IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org) Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Paloma Valverde

viernes, 1 de junio de 2007

La Resistencia afgana derriba un helicóptero de la OTAN

La Resistencia afgana derriba un helicóptero de la OTAN
PL

Un helicóptero de transporte de tropas Chinook de la OTAN resultó derribado por un misil en la convulsa provincia sureña de Helmand con saldo de 35 militares muertos, aseguraron hoy fuentes de la resistencia afgana.

Sin embargo, voceros de la organización belicista del atlántico norteño europeo comunicaron la caída la aeronave la víspera por causas desconocidas, aunque sólo admitieron la muerte de siete soldados.

En este contexto, un portavoz de los rebeldes afganos, Qari Mohammad Yusif Ahmadi, indicó telefónicamente a medios informativos que grupos de insurgentes abatieron con un misil antiaéreo uno de dos helicópteros que sobrevolaban la zona.

Ahmadi precisó que el aparato se incendió en el aire y luego se precipitó a tierra, y causó la muerte de 35 soldados que viajaban en la nave.

También afirmó que los rebeldes emboscaron a fuerzas terrestres de la OTAN que se dirigían al lugar del siniestro, pero sin precisar el número de bajas que ocasionó esa acción a la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), liderada por la OTAN.

En su parte de guerra, la ISAF señaló que el helicóptero cayó en las cercanías de la ciudad de Kajaki, en Helmand, y que se investigan las causas.

Como es su costumbre, la ISAF omitió la nacionalidad de los soldados muertos que viajaban en el helicóptero, pero un oficial de la OTAN reveló que cinco de los fallecidos eran estadounidenses.

Con anterioridad, un helicóptero Chinook se estrelló en febrero último en la provincia sureña de Zabul y causó la muerte de ocho soldados de Estados Unidos.

Otros 16 soldados estadounidenses murieron en 2005 en la provincia sureña de Kunar cuando el helicóptero en el que viajaban resultó derribado por un misil disparado por insurgentes afganos.

Mientras arde Gaza

Mientras arde Gaza
Jaled Amayreh
Al Ahram Weekly

Traducido por Sinfo Fernández y revisado por Caty R.

Con mucha precaución, para asegurarse de que no se repitan los “errores” de la guerra del año pasado contra Hezbolá, el ejército israelí continuó bombardeando barriadas residenciales palestinas en Gaza y en las zonas de los alrededores, infligiendo muerte y destrucción a la población indefensa

El domingo pasado por la tarde, un bombardero F-16 israelí lanzó dos misiles sobre la casa de Jalil al Hayya, un diputado palestino que representa al Partido por la Reforma y el Cambio, partidario de Hamás.

Los misiles destruyeron su hogar asesinando al menos a seis miembros de su familia, incluidos su mujer y parte de sus hijos. Otras dos personas que visitaban el hogar de los al Hayya también fueron asesinadas en el ataque, que algunos oficiales israelíes sugirieron que estaba diseñado para causar “conmoción y pavor”. Sin embargo, al Hayya resultó herido.

Con anterioridad la fuerza aérea israelí llevó a cabo un número de ataques contra edificios del gobierno hiriendo a muchos civiles y causando incontables daños en la infraestructura.

El martes por la tarde los aviones de combate israelíes, incluyendo helicópteros Apache y aviones robot de vigilancia, bombardearon una serie de talleres del metal, afirmando que los negocios familiares estaban implicados en la fabricación de misiles Qassam.

Alrededor de 30 palestinos resultaron heridos, la mitad de ellos estaban desarmados y no tenían conexión alguna con ningún grupo armado. Los israelíes declararon que los ataques eran la respuesta a una descarga de misiles Qassam que fueron lanzados hacia algunas ciudades israelíes, como Sderot, cerca de la frontera con Gaza.

Sin embargo, los Qassam son notoriamente imprecisos y aunque hagan mucho ruido y humo y causen alguna destrucción, han matado a muy poca gente. Por eso están considerados por los israelíes y por muchos palestinos fundamentalmente como un arma psicológica que fomenta un sentimiento colectivo de ansiedad entre la población israelí, especialmente la de Sderot.

Esta ansiedad se vio exacerbada cuando murió una mujer israelí en Sderot. Hasta entonces, ésta fue la única baja causada por el lanzamiento de más de 60 Qassam, un testimonio claro de la relativa ineficacia de esos proyectiles.

En efecto, la mayoría de las “víctimas” israelíes han sido personas que sufrían de shock. Pero si alguien que “sufre un shock” es considerado como “un herido” o “una víctima”, entonces los palestinos pueden, con todo el derecho, declarar que toda la población de Gaza (casi un millón y medio de personas) está sufriendo shocks mucho mayores debido a los bombardeos casi diarios y las matanzas indiscriminadas a los que están sometidos.

No hay duda de que el motivo fundamental de la reciente incursión israelí en Gaza tiene mucho que ver con el deseo del gobierno israelí de compensar los fracasos de la guerra de Líbano y poner en marcha las recomendaciones de la Comisión Winograd. Esto siguió a las fuertes críticas contra la dirigencia político-militar por la Comisión, que hizo públicas acusaciones de mala administración y afirmó que esta actuación había permitido a Hezbolá infligir bastantes bajas a la parte israelí.

Algunos observadores especularon con que los desproporcionados ataques contra Hamás, unido a las renovadas amenazas de asesinar el Primer Ministro palestino Ismail Haniyeh y al jefe del politburó de Hamás, Jaled Mashaal, constituyen una activa intervención israelí en las confrontaciones intermitentes entre Hamás y la llamada “tendencia pro-estadounidense” dentro de Fatah, encabezada por Mohamed Dahlan.

En efecto, los dirigentes militares israelíes dudaron de atacar a Hamás mientras estallaban las luchas internas entre las dos organizaciones palestinas. Sin embargo, cuando amainaron, el ejército israelí se dirigió específicamente contra Hamás.

La semana pasada el periódico israelí Haaretz informó de que, de forma anónima, algunos gobiernos occidentales, incluyendo presumiblemente a EEUU, habían pedido a Israel que ayudara a Fatah a derrotar a Hamás, siguiendo el ejemplo de la intervención etíope en Somalia contra los anteriores combatientes de la Unión de Tribunales Islámicos.

Fatah rechazó airadamente esas acusaciones como si la veracidad de las mismas pudiera situarle como apoderado de los israelíes y estadounidenses luchando contra los patriotas palestinos.

El domingo, Urayeb Rantawi, un comentarista palestino que vive en Jordania, urgió a Fatah a confirmar su raison d’être y clarificar sus objetivos. “Queremos saber, el pueblo palestino quiere saber, si Fatah sigue siendo aún el glorioso movimiento de liberación de sus comienzos que mantuvo la lucha por la libertad y la liberación durante décadas o se ha convertido en un grupo israelizado que está siendo financiado y armado por EEUU e Israel”

Mientras tanto, los últimos enfrentamientos entre Fatah y Hamás parecen haber terminado por ahora, debido principalmente a los intensos esfuerzos de mediación egipcios. Sorprendentemente no ha habido esfuerzos de mediación por parte de otros estados árabes.

Los últimos combates, que han durado más de una semana, dejaron hasta 45 palestinos muertos y muchos más heridos. Además, la lucha exacerbó el abismo psicológico entre los dos movimientos y puede haber determinado el escenario de futuras confrontaciones armadas si no se adoptan soluciones globales en un futuro próximo.

El periodista de Gaza Salah Al-Naami, un experto en temas israelíes y corresponsal del periódico panarabista con sede en Londres Al-Sharq Al-Awsat, escribió el lunes pasado que: “A menos que Hamás y Fatah acuerden una asociación auténtica, el último alto el fuego será una mera pausa o un breve respiro en la lucha fratricida”.

Al-Naami sugirió también que se podrían adoptar las formas tradicionales de reconciliación entre los clanes y familias de Gaza que han perdido hijos en esos enfrentamientos con el “dinero sangriento” o diyya, que se paga a todas y cada una de las familias afectadas.

Al-Naami llamó a los estados árabes ricos a emprender esa tarea, diciendo que una empresa así podría representar un tratamiento radical del problema.

Políticamente también es seguro suponer que esas confrontaciones se reanudarán más pronto que tarde si las fuerzas y milicias responsables ante Dahlan y la Fuerza Ejecutiva de Hamás continúan rechazando responder ante el Ministro palestino del Interior.

En efecto, debido a ese rechazo, Hani Al Qawasmeh, anterior Ministro del Interior, dejó de forma airada su puesto recientemente, argumentando que las milicias ignoraban las órdenes provenientes del Ministerio del Interior.

Yendo más al grano, es también imperativo que el liderazgo palestino se asegure de que las fuerzas de Fatah corten todos los contactos y coordinación con los representantes estadounidenses, tales como el Coordinador de Seguridad de Estados Unidos ante la AP e Israel, Keith W. Dayton, que no disimula su deseo de avivar el fuego de la guerra civil entre palestinos, aparentemente con el propósito de servir a los intereses de Israel.

Jaled Amayreh es un periodista independiente palestino que vive en Jerusalén Este.

Sinfo Fernández y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión y Cubadebate. Caty R. además es miembro de Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.

Original en inglés: http://weekly.ahram.org.eg/2007/846/re71.htm

Cheney, Israel e Irán

Frustrado con Bush, el vicepresidente insta a Israel a atacar Irán
Cheney, Israel e Irán

Gary Leupp
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


“Actualmente hay una carrera entre diferentes flancos del gobierno para determinar el curso futuro de la política USA-Irán,” escribe Steven C. Clemens, conocedor de lo que sucede en Washington, en su blog Washington Note. “En un flanco están los diplomáticos, en el otro está el equipo del vicepresidente Cheney y sus acólitos – que pueblan una franja bastante ancha que pasa por la burocracia de la seguridad nacional estadounidense.” Es “inquietante” porque “la persona en el gobierno de Bush que más quiere un conflicto ‘caliente’ con Irán es el vicepresidente Cheney.”

Clemens cita a un ayudante de Cheney diciendo “que el propio Cheney está frustrado con el presidente Bush y cree, de modo muy similar a Richard Perle, que Bush está cometiendo un error desastroso” al apoyar la actitud diplomática hacia Irán que aparentemente prefiere el Departamento de Estado. Así que Cheney planea emprender una “estrategia de carrera directa hacia el objetivo” esquivando al presidente (que actualmente se tambalea más hacia los “realistas” de Condi Rice que hacia los neoconservadores de Cheney) si su flanco no prevalece y Bush resiste a las exigencias de los neoconservadores y del lobby de AIPAC para un enfrentamiento sangriento.

“El pensamiento del equipo de Cheney es coludirse con Israel, dar a Israel un codazo aprobatorio en algún momento crucial del actual impasse entre las actividades nucleares de Irán y la frustración internacional al respecto, para que lance un ataque convencional a pequeña escala contra Natanz, utilizando misiles crucero. Esperaría que esta estrategia provoque un contraataque iraní contra fuerzas de USA en el Golfo que baste para obligar a Bush a abandonar el camino diplomático que propugnan los realistas del gobierno y a que se lance a otra guerra.”

Es el artículo más aterrador que haya leído desde hace tiempo, junto con la última columna de Justin Raimondo en antiwar.com que se basa en él. Raimondo, citando una reciente entrevista de CNN con Seymour Hersh, vincula a Cheney y al Consejero Adjunto de Seguridad Nacional Elliott Abrams (actualmente el neoconservador más poderoso en el gobierno) con el apoyo de USA para la milicia suní Fateh al Islam en el Líbano como un medio para debilitar a Hezbolá. “George W. Bush,” declara, “está totalmente fuera de circuito” en lo que Raimondo llama “el gobierno de Cheney.”

Estos informes suenan a verdad, me parece. Bob Woodward ha documentado, citando a Colin Powell, cómo Cheney y su pandilla neoconservadora formaron “un pequeño gobierno separado” en 2002 a fin de organizar el ataque contra Iraq, precedido por una campaña de desinformación que el estúpido en la Oficina Oval podría perfectamente haber tragado ansiosamente y sin cuestionar nada. Cheney declaró en el show de Don Imus en MSNBC en enero de 2005, que “en vista del hecho de que Irán tiene una política declarada cuyo objetivo es la destrucción de Israel, los israelíes perfectamente podrían decidir actuar primero, y dejar que el resto del mundo se preocupe después de limpiar el lío diplomático.” Implicó que si USA no actuara contra Irán, los israelíes podrían tener que hacerlo y tendrían razón. Los propugnadores de AIPAC y de los thinktank neoconservadores de un ataque contra Irán cuentan con la comprensión de legisladores de ambos partidos. A pesar de contratiempos y de lo que la gente pensante pueda ver como el desprestigio total de la facción neoconservadora resultante de la denuncia de las mentiras del gobierno, el amplio plan neoconservador (la imposición de regímenes favorables a USA, amistosos hacia Israel, en todo el Sudeste Asiático) sigue estando a la orden del día.

Cheney, dice Clemens, está frustrado con Bush. Tal vez la relación entre mentor y discípulo de la que gozó con el presidente más joven, confiado, ignorante e impresionable se ha debilitado con el tiempo. Tal vez sea posible que Bush haya creído verdaderamente los trozos de desinformación colocados sobre su escritorio por Douglas Feith, Abram Shulsky y los otros operadores de la Oficina de Planes Especiales que ahora han sido todos tan claramente desenmascarados, y ahora que ahora culpe a Cheney y a sus neoconservadores por su embarazo. Tal vez su querida amiga Condi lo esté urgiendo para que cuestione el buen juicio de Cheney sobre la política en Oriente Próximo. Y tal vez el vicepresidente más poderoso de la historia de USA esté realmente impulsando una “estrategia de carrera directa hacia el objetivo” para realizar la agenda neoconservadora, dejando a Bush fuera de circuito.

Ha quedado en claro por lo menos desde hace cinco años que Cheney, la figura clave en este gobierno dirigido formalmente por un sujeto perdidamente confuso que sigue aprendiendo a hablar, quiere llevarlo a expedir las órdenes necesarias para derribar a los gobiernos iraní y sirio y aplastar a sus aliados en el Líbano y Palestina. Él y su jefe de equipo "Scooter" Libby, junto con Perle y toda la cabala, parecían estar tener la situación bajo un control perfecto hasta que el pueblo iraquí a través de su resistencia contra la ocupación llevó al pueblo estadounidense a darse cuenta de lo que cuesta la agresión imperialista y creó una oportunidad para el periodismo crítico en una atmósfera fascista incipiente. Ahora existe definitivamente una “carrera en vías de ejecución” no sólo entre dos facciones del gobierno sino entre el movimiento contra la Guerra y el movimiento de Apocalipsis Ahora encabezado por Cheney.

Inmediatamente después del 11-S Cheney habló de una guerra que duraría generaciones, comparable con la Guerra Fría, una guerra que no se limitaría a una reacción contra al-Qaeda sino que tendría objetivos múltiples y cambiantes. Es un hombre bien consciente de su mortalidad, a los 66 años, después de cuatro ataques cardíacos, que se siente cómodo generando esa guerra artificial no provocada basada necesariamente en la ignorancia y la islamofobia. Probablemente sabe que aunque desencadene el infierno total sobre el Sudoeste Asiática podrá morir confortablemente rodeado por sus nietos. Con aire de suficiencia se siente seguro de que nunca enfrentará la suerte de un Tojo Hideki o de un Heinrich Himmler. Probablemente tiene razón en esto, pero es seguro que es impugnable, incluso sobre la base de lo que Clemens sugiere que podría constituir una “insubordinación criminal” contra el necio de su jefe.

El mes pasado el representante Dennis Kucinich presentó una resolución en la Cámara de Representantes para impugnar a Cheney, en parte porque ha “amenazado abiertamente con la agresión contra la República de Irán, sin que haya ninguna amenaza real contra USA, y lo ha hecho con la capacidad demostrada de USA de ejecutar amenazas semejantes.” ¿No aumentan estos últimos informes el caso contra ese monstruo, y subrayan la urgencia de impugnarlo?

Gary Leupp es profesor de historia en la Universidad Tufts, y profesor adjunto de Religión Comparativa. Es autor de “Servants, Shophands and Laborers in the Cities of Tokugawa Japan”; “Male Colors: The Construction of Homosexuality in Tokugawa Japan”; e “Interracial Intimacy in Japan: Western Men and Japanese Women, 1543-1900.” También colaboró con la despiadada crónica de CounterPunch sobre las guerras en Iraq, Afganistán y Yugoslavia: “Imperial Crusades.” Para contactos escriba a: gleupp@granite.tufts.edu

http://www.counterpunch.org/leupp05262007.html

Chalabi habla

Entrevista con el hombre cuyas mentiras fueron el pretexto para la guerra
Chalabi habla

Patrick Cockburn
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Ahmed Chalabi está de pie en la orilla del río Tigris dentro del fácil alcance de un francotirador al lado opuesto y contempla las vigas de acero retorcidas del puente al-Sarafiyah en Bagdad, con sus tramos centrales desgarrados por un masivo camión bomba el mes pasado. La fuerza de la explosión lo impresiona. “Me sorprende que la explosión haya logrado derribar tres tramos,” dice mientras mira las ruinas.

Es una escena bastante plácida, pero nada en Bagdad es verdaderamente seguro. Supuse que los numerosos guardias de la policía y del ejército fuertemente armados de Mr. Chalabi sabían lo que estaban haciendo pero esperaba que no perdiéramos demasiado tiempo. El puente al-Sarafiyah que solía ser uno de los hitos de Bagdad, conectaba el distrito chií en el que estábamos con Wazzariyah, donde ha habido choques con insurgentes suníes. Busqué un plinto de hormigón del puente de tamaño tranquilizador para hurtar el cuerpo en caso de que hubiera un tiroteo.

Conspicuo en un traje de negocios oscuro, Mr. Chalabi parecía despreocupado por nuestra posible vulnerabilidad al fuego hostil y hablaba con algunos de los hombres a cargo de la reconstrucción del puente. No había señales de reconstrucción. Subió a un pequeño, oscuro, bote patrullero de la policía fluvial que dio vueltas bajo el puente durante unos breves momentos. Al volver a la ribera señaló que uno de los policías en el bote le había dicho que “cinco de 16 policías fluviales de su unidad habían sido muertos.” “Francotiradores en Taji,” comentó uno de sus ayudantes. En cuanto al puente, Mr. Chalabi dijo que la reconstrucción es “muy lenta – deberían estar trabajando ahora.”

Los restos descalabrados del puente al-Safariyah eran un sitio extraño para encontrar al hombre al que oponentes de la invasión de Iraq consideran como objeto de odio que engañó a USA para llevarlo a una sangrienta e innecesaria guerra amañando evidencia de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva. Siempre ha tenido una colección impresionante de enemigos. Satanizado por Sadam como creación de los estadounidenses, fue simultáneamente aborrecido por la CIA y el Departamento de Estado sobre todo porque no obedecía las órdenes estadounidenses.

Sea cual sea su futuro político, Mr Chalabi es uno de los grandes supervivientes de la política iraquí. “Nunca lo des por perdido,” me dijo Hoshyar Zebari, el ministro de exteriores iraquí, el año pasado. Para comenzar, sigue vivo a pesar de numerosos intentos de asesinato. A los 62 años, ha visto extraordinarios reveses de fortuna. Proviene de una acaudalada familia chií que tuvo éxito en Bagdad hasta el derrocamiento de la monarquía en 1958. Oponente continuo de Sadam Husein, llegó a ser banquero en Jordania sólo para ver como su banco se derrumbaba en circunstancias controvertidas a fines de los años ochenta. En los años noventa estuvo en Kurdistán iraquí tratando vanamente de utilizarlo como una plataforma para derrocar a Sadam. Obligado a huir de nuevo en 1996 parecía haber fracasado, pero 10 años después Sadam está en su tumba y Mr. Chalabi reside en su casa fuertemente fortificada en Bagdad.

Reunirse con dirigentes políticos en Bagdad es diferente de otros países, donde la dificultad es generalmente conseguir la entrevista para comenzar. Para realizarla basta con llamar un taxi.

En Bagdad el problema puede ser cubrir los últimos 500 metros para ver a la persona a ser entrevistada sin demasiado peligro. Cuando se encuentra a iraquíes y extranjeros en la Zona Verde en Bagdad es obvio que pocos tienen la menor idea del riesgo involucrado en llegar para verlos. Un embajador dio alegremente una fiesta con comienzo a las 9 de la noche e invitó a gente de fuera de la zona, cuando ni un gato se mueve por las calles de Bagdad.

Yo había llamado la oficina de Mr. Chalabi por la mañana. Yo estaba en realidad en la Zona Verde viendo a amigos kurdos cuando llegó la respuesta de que podía verme casi de inmediato. No vive en la Zona Verde sino en una villa parecida a una fortaleza que no está lejos. Dos vehículos repletos de hombres armados fueron enviados a recogerme. Condujimos por las calles desoladas del oeste de Bagdad, que en estos días se parece a una zona de guerra, a gran velocidad, zigzagueando alrededor de muros de hormigón contra explosiones y rollos de alambres de púa.

Mr. Chalabi estaba esperando en la casa en el distrito al-Mansur, que solía ser conocido como el barrio de las embajadas de Bagdad pero que ahora es un sitio mortalmente peligroso.

Había unos pocos coches y al comenzar la noche los negocios que habían abierto estaban cerrando. Había soldados y policías de aspecto nervioso por todas partes. Teníamos que ir a otra casa, conocida como La Hacienda, que una vez perteneció a su padre. Para ser un hombre que no es oficialmente miembro del gobierno, su escolta de policía y del ejército mostraba un imponente poder de fuego.

Había encontrado a Mr. Chalabi a comienzos de los años noventa, y siempre me había impresionado su habilidad como manipulador y su capacidad de volver a surgir de la derrota. También tenía una capacidad de irritar a sus amigos y de atraer la aversión de sus enemigos en un grado que parecía estar más allá de la razón. Unos pocos días antes de encontrarlo en al-Mansur, un funcionario en la Zona Verde me dijo con sentimiento que consideraba que Mr. Chalabi era “malo.”

Sin embargo, gran parte de lo que había hecho durante los años noventa era lo que hacen todas las oposiciones exiliadas cuando tratan de derrocar a un régimen autoritario. Tratan de fomentar la agitación, golpes o motines dentro de su país y de buscar el respaldo de países vecinos y de las grandes potencias. Mr. Chalabi hizo lo que otros en la oposición iraquí hacían pero con más éxito. USA no había continuado hacia Bagdad para derrocar a Sadam Husein en 1991. La oposición siempre quiso tentarlos a que lo trataran de nuevo. Intentos de golpes y motines habían fracasado todos al llegar el año 1996. Era probablemente inevitable. Mr. Chalabi una vez me dijo que la gente “fuera de Iraq no comprende lo difícil que era tratar de derrocar un gobierno con un servicio de seguridad violento y proactivo.”

¿Inventó evidencia de armas de destrucción masiva o llevó a testigos a hacerlo? En realidad, toda la oposición, particularmente los servicios de seguridad kurdos, lo estaban haciendo. Pero era absurdo que la CIA y diversos servicios y periódicos estadounidenses, junto al M16, pretendieran posteriormente que habían sido engañados. Sabían lo que el presidente George Bush y Tony Blair querían y se lo dieron.

La justificación propia de Mr. Chalabi para alentar a USA a invadir es simple. Dice que favoreció el derrocamiento de Sadam Husein por USA pero no la subsiguiente ocupación de Iraq a la que atribuye todos los desastres que siguieron. No es un argumento que caiga muy bien en Washington o Londres. En abril de 2004, una reunión en la Casa Blanca discutió un memorando elaborado por el Consejo Nacional de Seguridad intitulado “Marginando a Chalabi.”

Actuaron rápidamente. Mr. Chalabi fue acusado de estar demasiado cercano a los iraníes y de decir a su jefe de estación de inteligencia en Bagdad que USA había descifrado los códigos iraníes. Instruyeron al FBI para que investigara. Unos pocos días después, el 20 de mayo, fuerzas dirigidas por USA allanaron sus oficinas en Bagdad. Su fortuna se desvaneció. Después de las elecciones parlamentarias en diciembre de 2005 formó parte de la alianza chií que triunfó. Llegó a vice primer ministro. En la elección al final del año estuvo fuera de la alianza chií y no ganó un solo escaño.

Sentado en su jardín, Mr. Chalabi se muestra escéptico sobre el éxito del plan de seguridad para Bagdad. Dice que “hay menos asesinatos sectarios y sitios que se esperaba serían difíciles como Sadr City [el suburbio chií que alberga a dos millones de personas] no lo fueron.” Pero dice que el éxito ulterior sólo fue posible por negociaciones exitosas que llevaron el Ejército Mehdi, el principal cuerpo de milicia chií, a poner fin a su estado de alerta, gracias a la influencia de su líder, Muqtada al-Sadr, los iraníes y el Gran Ayatolá Ali al-Sistani. No piensa que el plan de USA y del ejército iraquí de sellar áreas, las así llamadas comunidades cerradas, vaya a funcionar. Señala que en un área comercial suní como al-Adhamiyah, la mayoría de la gente que trabaja allí vive fuera de la enclave. “En todo caso, es consagrar la división de la ciudad. No hay nada tan permanente como una solución temporal.”

Al mismo tiempo, dice firmemente que “los suníes han perdido la batalla por Bagdad. Fueron alentados a ir a la ofensiva por Estados árabes que no hicieron nada por ellos.” Identifica un factor en la debilidad de los suníes que es confirmado por los resultados en las elecciones. Son mucho menos numerosos en Bagdad de lo que habían supuesto. Alguien había hablado de Bagdad como dividida por partes iguales, pero Mr. Chalabi piensa que las proporciones en la capital son de un 80% chií y de un 20% suní.

Considera que el problema más inmediato en Bagdad es el retorno de la gente que ha sido expulsada de sus casas y de los detenidos. “Hay que hacer esfuerzos por hacerlos volver de otra manera la seguridad es reversible. La gente desplazada está muy encolerizada y quiere volver a casa.” Está tratando a través de comités populares que las mezquitas sean devueltas a su comunidad original.

Su opinión es diferente de la de numerosos funcionarios iraquíes y estadounidenses en la Zona Verde. No piensa que los sadristas, el movimiento Muqtada al-Sadr, se estén desintegrando: “Mucho de eso son ilusiones. Sus dirigentes locales cumplirán todos con lo que diga Muqtada al-Sadr." Un elemento crucial para terminar la guerra es hacer participar a los iraníes: “Un entendimiento a través del gobierno iraquí entre USA e Irán.”

No piensa que los famosos “parámetros” de Washington representen otra cosa que eslóganes en Iraq. La devolución de sus antiguos puestos a los servicios de seguridad de Sadam Husein es simplemente inaceptable. No agrega que los chiíes y los kurdos vetarán una idea semejante, pero es seguro que lo harán. Respecto a las amenazas de USA de retirarse dice que “muchos iraquíes me preguntan si es una promesa o una amenaza” pero quiere un acuerdo sobre los límites de la autoridad de las fuerzas multinacionales, esencialmente los estadounidenses y los británicos.

En esta situación, Mr. Chalabi considera una retirada de USA como algo que se haría en función de la política de USA y no por lo que ocurra en Iraq. Esencialmente ve que USA y Gran Bretaña han cometido sin quererlo un acto revolucionario en Oriente Próximo al derrocar a Sadam Husein. “USA descubrió que había desmantelado la piedra angular del orden de seguridad árabe.”

USA y Gran Bretaña han estado tratando desde entonces de llenar el vacío dejado por la caída del partido Baaz. Querían “impedir el control chií y limitar la influencia iraní en Iraq y en esto no han tenido éxito.” Y por eso se irán.

Su influencia sobre Bush

Ahmed Chalabi fue uno de los personajes clave en la preparación de la invasión de Iraq como un destacado exiliado iraquí en Washington, donde cabildeó ante el gobierno de USA para derrocar a Sadam Husein. Suministró inteligencia de exiliados y disidentes iraquíes a sus patrocinadores en el Pentágono y en la Casa Blanca – y al New York Times – sobre el presunto arsenal de armas de destrucción masiva de Sadam Husein que después resultó ser poco fidedigna. También fue acusado de trabajar para la inteligencia iraní. Respaldado por el Pentágono como futuro líder de Iraq, volvió a casa después de la invasión de 2003 a la cabeza de una pequeña fuerza combatiente con la esperanza de edificar su legitimidad política.

A comienzos de los años noventa, su Congreso Nacional Iraquí fue financiado por la CIA que subsiguientemente se distanció de él después del fracaso de un levantamiento en Iraq kurdo. Chalabi también fue condenado en ausencia por una tribunal jordano de malversación, robo, falsificación y especulación monetaria por el colapso de su banco privado Petra Bank, y sentenciado a 22 años en prisión. Siempre ha defendido su inocencia.

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Patrick Cockburn es autor de “The Occupation: War, resistance and daily life in Iraq”,

finalista en el premio del National Book Critics' Circle para el mejor libro de no-ficción de 2006.

http://www.counterpunch.org/patrick05162007.html

Matanzas, asesinatos y atrocidades por parte de los ocupantes

La violencia contra los civiles es sistemática, consecuencia de normas de actuación permisivas
Matanzas, asesinatos y atrocidades por parte de los ocupantes

Global Policy Forum/IraqSolidaridad

“Llegamos y matamos a aquellas gentes [...]. Para mí el éxito radica en continuar matando al enemigo.” Andrew del Gaudio, capitán del Cuerpo de Marines estadounidense [1]

Los mandos de la Coalición [de tropas de ocupación dirigida por EEUU] establecieron para la campaña contra la resistencia unas “normas de actuación” muy permisivas para asegurar un uso rápido e inmediato de la fuerza y reducir al mínimo las bajas propias. Esas normas permiten a los soldados abrir fuego sin vacilar o sin restricciones en los controles militares de carreteras y calles, durante los registros de viviendas y demás operaciones. Durante las operaciones militares, los mandos [militares] consideran los asesinatos de civiles iraquíes hechos lamentables pero inevitables “daños colaterales”. Este clima de extremada violencia ha ocasionado un creciente número de matanzas, asesinatos y atrocidades cometidas contra los civiles iraquíes por las fuerzas de ocupación.

“Normas de actuación”

Las normas de actuación, redactadas por los altos mandos militares, establecen cuándo, dónde y cómo el personal militar puede “usar la fuerza”. Las normas de actuación pueden variar de una operación, o misión, a otra [2]. Aunque [las normas] las fijan los mandos [miliares] sobre el terreno, por lo general precisan de la aprobación de los niveles superiores [de la cadena de mando], entre ellos la de los dirigentes [políticos] civiles. En general, a pesar de que las normas de actuación determinan cuándo está permitido disparar, a veces incluso contra civiles, la decisión final de disparar queda a juicio de los soldados [desplegados] sobre el terreno, que están influidos por la incertidumbre, la tensión, el miedo, el odio y, en ocasiones, la inexperiencia.

A la vista del gran número de víctimas civiles [3], las normas de actuación en Iraq han sido objeto de muchas críticas. Organizaciones como Human Rights Watch [4], American Civil Liberties Union [5] y Amnistía Internacional [6], han pedido que las normas se hagan públicas, pero éstas son casi siempre documentos secretos o únicamente de distribución limitada. En mayo de 2005, Lawrence Di Rita, portavoz del Pentágono, preguntado en una conferencia de prensa sobre lo ocurrido en Faluya en un suceso en el que un marine estadounidense disparó contra un iraquí de la resistencia herido, contestó: “[…] No discutimos las normas de actuación […] pero [los soldados] tienen derecho a la autodefensa en cualquier momento, y esa es una norma de actuación lógica” [7].

A pesar de reconocer el clima hostil en el que las fuerzas de la Coalición tienen que actuar, Human Rights Watch señala que ello “[…] no exime al ejército de su obligación de usar la fuerza de forma moderada, proporcionada y selectiva, y sólo cuando sea estrictamente necesario” [8]. Las pruebas indican que las fuerzas estadounidenses actúan bajo unas normas permisivas y que en la práctica existe aún mayor permisividad en la aplicación de las normas por parte de los mandos militares locales y de las propias tropas. La “contabilidad de los asesinatos” y otros eslóganes de los mandos militares promueven la competencia entre los soldados para coleccionar “matanzas de enemigos” y aparentemente parecen haber provocado unas pautas de contención muy bajas [9]. La consecuencia ha sido una rápida “escalada [del uso] de la fuerza” por parte de los soldados en diversas circunstancias, lo que ha ocasionado un gran número de víctimas civiles.

Controles de carreteras y puestos militares

Desde el mismo inicio de la ocupación, en los puestos militares de control han ocurrido excesivas e innecesarias muertes [10]. Se han producido víctimas civiles incluso en puestos de control permanentes y bien señalizados. Pero los controles más peligrosos son aquellos situados en lugares que a los conductores les resultan difíciles de ver con antelación: colocados temporalmente y sin previo aviso, en lugares inesperados, por la noche, con mal tiempo, o en carreteras de curvas con poca visibilidad. La combinación de estos factores puede ser especialmente letal. Los civiles que se acercan no ven el puesto de control y se dan cuenta [del control] únicamente cuando se encuentran bajo una lluvia de balas o de disparos de armas pesadas. Los soldados, por su parte, ven los vehículos que se aproximan como una amenaza potencial y tienden a abrir fuego por sospechas aunque sean infundadas.

En general, los soldados afirman que apuntan para inutilizar el vehículo pero las cifras demuestran que a menudo disparan directamente contra el conductor y los ocupantes, a quienes (en general equivocadamente) toman por enemigos. Un ejemplo es el caso de Walid Fayay Mazban, que en agosto de 2003 iba con su familia en coche por Basora. Eran aproximadamente las ocho y media de la tarde y estaba muy oscuro porque no había electricidad. El vehículo giró en un cruce cercano a un puesto de control británico temporal. Los soldados, por temor a [lo que consideraron] un comportamiento sospechoso, le dieron el alto en inglés. Después de que el coche pasara, al no poder detenerse a tiempo, le dispararon varias veces por detrás. Walid Fayay Mazban no entendía inglés. Puede que incluso no oyera la orden. Murió por múltiples heridas de bala [11].

El caso de la periodista italiana Giuliana Sgrena puso de manifiesto ante la opinión pública la violencia de los controles militares. El 4 de marzo de 2005, una vez que los servicios de espionaje italianos hubieron negociado su liberación tras el secuestro, Sgrena se dirigía hacia el aeropuerto de Bagdad en un coche junto con un alto funcionario del espionaje italiano, Nicola Calpari. El conductor italiano, cuando estaba llegando al Aeropuerto [Internacional de Bagdad] avisó por teléfono a las autoridades militares estadounidenses. Pero, de repente, cuando el coche giró, los soldados estadounidenses situados en un control de carretera temporal abrieron fuego con ametralladoras de 50 mm, situadas en el techo de vehículos militares todo terreno [humvee]. Las balas hirieron a Sgrena y mataron a Calpari [12]. El hecho provocó grandes protestas en Italia, cuyo gobierno exigió una investigación en la que se descubrió que el puesto de control provisional se había colocado porque el embajador estadounidense, John Negroponte, estaba cenando con el general estadounidense George Casey, comandante de las fuerzas de EEUU [en Iraq], en algún lugar de los alrededores [13]. Las autoridades estadounidenses pidieron perdón, pero responsabilizaron a los italianos por conducir deprisa, no detenerse y no facilitar información suficiente sobre su ruta [14]. Los italianos afirmaron que no iban a más de 40 kilómetros por hora, que no vieron el puesto de control hasta que fue demasiado tarde, y que habían mantenido a las autoridades [estadounidenses] totalmente informadas [15]. Aunque no se siguió ninguno de los procedimientos de indicación de controles en la carretera, los mandos militares estadounidenses eximieron de responsabilidad a los soldados implicados. El suceso tuvo una gran cobertura en la prensa y durante semanas se produjeron duras críticas.

Otros periodistas y trabajadores de los medios de comunicación han resultado heridos o asesinados en sucesos [acaecidos] en puestos de control. Human Rights Watch emitió una declaración muy crítica sobre los disparos realizado desde los puestos de control, en la que manifestaba que muchos civiles iraquíes habían muerto innecesariamente debido a que las fuerzas de la Coalición no habían tomado las mínimas precauciones [16]. Organizaciones de Derechos Humanos han exigido a los mandos militares que reduzcan esos asesinatos colocando señales de advertencia a una cierta distancia del puesto de control: carteles destacados en árabe, barreras físicas tales como bandas sonoras, conos de goma, señales luminosas y líneas en la carretera, para obligar a los vehículos a reducir la velocidad [17].

Expertos en Derechos Humanos han señalado que los disparos de advertencia son ineficaces y peligrosos porque a veces se confunden con fuego hostil lo que induce a los conductores a acelerar. El mando militar estadounidense ha adoptado muchas de las sugerencias para mejorar los procedimientos, pero estas se aplican rara vez sobre el terreno [18]. Las matanzas en los puestos de control han continuado y la prensa ha dado cuenta de muchos de los casos [19].

Registro de viviendas

Las fuerzas de la Coalición estadounidense llevan a cabo de forma rutinaria registros de casas a la búsqueda combatientes de la resistencia y de escondrijos de armas. Por lo general, hacen gala de unos métodos desproporcionadamente violentos para allanar las viviendas, tales como descerrajar las puertas a tiros, colocar una bomba o una granada de mano en el exterior de la puerta y echar abajo la fachada con vehículos militares [20].

Durante los dos primeros meses de la Operación Juntos hacia adelante (Together Forward) [nuevo plan de seguridad para Bagdad iniciado en febrero de 2007], las fuerzas estadounidenses e iraquíes causaron desperfectos en Bagdad en “[…] más de 1.100 puertas, 35 ventanas y 1.350 cerraduras” [21]. Los registros que se producen tras la irrupción en la vivienda son muy inflexibles y las órdenes probablemente se gritan en inglés, por lo que los miembros de la familia no las entienden. Los soldados seguramente siguen un procedimiento conocido como “preparar la habitación”, que consiste en lanzar una granada de mano en una habitación antes del registro o en lanzar una ráfaga de disparos [22]. Con métodos semejantes han asesinado a muchos civiles, incluidos mujeres y niños [23]. En Hadiza, dos registros de viviendas ocasionaron la muerte de 15 civiles [24]. A veces, las tropas consideran una casa simplemente como una “zona de ataque libre” y los mandos dan órdenes de “[…] disparar primero y preguntar después” [25].

Patrullas

Por norma general, durante las patrullas, las fuerzas de la Coalición disparan contra iraquíes inocentes por miedo a que pudieran ser resistentes. Según [afirma] un testigo iraquí en una entrevista de la BBC, las patrullas estadounidenses han disparado y asesinado a muchos civiles accidentalmente [26]. Citando varios casos acaecidos en la provincia de al-Anbar, este hombre denunciaba que “[…] el año pasado habían muerto cerca de 100 personas por esta causa” [27]. De acuerdo con las estimaciones de la policía iraquí de Bagdad entre el 1 de mayo y el 12 de julio de 2005, sólo en la capital, las fuerzas estadounidenses asesinaron a 33 civiles desarmados e hirieron a otros 45 [28].

Sometidos al miedo constante de caer en una emboscada, los soldados se inclinan a disparar primero. Convoyes militares patrullan permanentemente las calles y cada uno lleva a un soldado dispuesto a utilizar su arma desde el techo del todo terreno militar [humvee] en el caso de que un coche se acerque a menos de 100 metros. En junio de 2005, Salah Jmor llegó a Bagdad con su hermano para visitar a su familia. Mientras conducía, no vio un convoy militar estadounidense que se incorporaba a la autopista. De pronto, se desplomó tras recibir un disparo en la cabeza. Su hermano afirma que no había señales para disminuir la velocidad y que no escucharon ningún disparo de advertencia [29]. Este tipo de hechos no son raros en Iraq. Los iraquíes se quejan de que normalmente no entienden los carteles o no los ven hasta que es demasiado tarde y los disparos ya han empezado.

Durante las patrullas nocturnas rutinarias, los soldados están mucho más nerviosos por los posibles coches bomba o las bombas en la carretera. Tras el toque de queda, paran a todos los vehículos gritándoles en inglés y disparando salvas de advertencia, pero con frecuencia los conductores no los ven en la oscuridad y no entienden sus advertencias, en el caso de que las oigan. Si los coches no se detienen, las tropas lanzan ráfagas de balas que por lo general hieren al conductor y a los ocupantes. En enero de 2005, en un caso espantoso documentado por un periodista gráfico, Chris Hondros, durante una patrulla rutinaria soldados estadounidenses a pie dispararon contra un coche que se acercaba y en el que iba una familia iraquí. Uno de ellos gritó “¡Parad ese coche!”, al mismo tiempo que otro soldado lanzaba disparos de aviso. Pero el coche no paró de inmediato. Un segundo después, ráfagas de balas acribillaron el coche hasta que se detuvo: del interior salieron seis niños pero los padres estaban muertos [ver foto] [30].

Andar por la noche no es más seguro que conducir. En un caso documentado por Amnistía Internacional, tras oír disparos por la noche dos hombres salieron de su casa, en al-Majdiye, para saber lo que estaba ocurriendo. Pocos minutos después, ambos estaban muertos: una patrulla británica los había disparado por error. Uno de ellos fue alcanzado por siete balas en el pecho y en el estómago. El otro recibió cinco impactos: en el brazo derecho, en la pierna derecha, en el pecho y en las zonas inferiores del cuerpo. “[…] Lo siento, ha habido un error, le pido perdón”, dijo un soldado al padre de uno de ellos. “[…] Estaba oscuro, un compañero se apresuró. Lo siento” [31].

Soldados del Cuerpo de Marines durante un registro de una casa en Ramadi

Ataques aéreos

EEUU recurre cada vez más a los ataques aéreos contra la resistencia en Iraq para reducir [el número de] bajas estadounidenses y disminuir los riesgos de las operaciones en tierra. Según cifras del ejército [estadounidense], en 2005 el número de ataques aéreos aumentó de 25 en enero a 120 en noviembre [32]. Aunque las fuerzas aéreas estadounidenses afirman que operan con munición sofisticada, dirigida con precisión para evitar víctimas civiles, muchos inocentes han muerto en los barrios durante las operaciones aéreas.

En noviembre de 2005, la Coalición llevó a cabo una ofensiva aérea en la provincia de al-Anbar. EEUU no contabilizó las víctimas civiles pero el diario The Washington Post informó de que según testigos presenciales y médicos, muchos civiles, entre ellos niños, fueron asesinados [33]. En el mismo mes, las fuerzas aéreas de la Coalición realizaron un ataque aéreo contra “[…] dos casas refugio de terroristas de Al Qaeda” en al-Qaim. Aunque el ejército aseguró haber actuado basándose en múltiples informaciones del servicio de espionaje, la Red Regional Integrada de Información de NNUU [IRIN, en sus siglas en inglés] dio a conocer que “[…] habían asesinado a docenas de civiles, incluidos mujeres y niños” [34]. En enero de 2006, aviones de guerra estadounidenses tomaron como objetivo una granja en Baiji, en la que asesinaron mientras dormían a nueve personas inocentes de una familia, incluidos mujeres y niños [35].

A pesar del gran número de civiles asesinados durante las operaciones aéreas, el ejército estadounidense no contabiliza los civiles muertos a consecuencia de sus ataques, y afirma que “[…] a menudo, en las zonas peligrosas no se pueden realizar las investigaciones sobre las muertes ocasionadas por cada uno de los ataques” [36].

Homicidios y asesinatos vergonzosos

A veces los soldados estadounidenses cometieron asesinatos premeditados contra civiles iraquíes en situaciones no conflictivas. Sin duda, muchos de esos asesinatos pasan inadvertidos porque se atribuyen a “comportamientos amenazadores” que los asesinos imputan supuestamente a las víctimas. Aún así, ciertos casos han salido a la luz.

Hadiza. El caso de Hadiza es el más infame y el que mejor se ha dado a conocer. El 19 de noviembre de 2005, un escuadrón de marines estadounidenses arrasó la ciudad tras la muerte de uno de sus compañeros en la explosión de una bomba de carretera. Primero, el jefe del escuadrón asesinó a cinco jóvenes desarmados que llegaron al lugar de los hechos en un taxi [37]. A continuación, los marines asaltaron las viviendas cercanas, disparando al azar y asesinando a civiles, incluidos mujeres y niños [38]. En los hechos 24 iraquíes fueron asesinados, entre los cuales había diez mujeres y niños y un anciano en silla de ruedas [39]. Los marines implicados declararon que se vieron envueltos en un ataque organizado de la resistencia y sus abogados alegaron que sus actos supusieron “[…] un uso justificado de la fuerza letal” [40]. Pero pruebas veraces indican que todos los civiles iba desarmados y que los marines dispararon contra los iraquíes a sangre fría; después intentaron eliminar las pruebas que los delataban, entre ellas el diario de incidencias del cuartel general y un vídeo grabado desde un avión no tripulado que mostraba el suceso [41]. Al igual que en Abú Ghraib, al principio los funcionarios estadounidenses describieron la masacre de Hadiza como un caso aislado de mala conducta. Pero el hecho dio lugar a otras revelaciones sobre atrocidades, demostrando que formaban parte de un modelo de extrema e incontrolada violencia que estaba mucho más extendido entre los soldados estadounidenses de la Coalición de lo que con anterioridad se había reconocido.

Mahmudiya. Esta otra masacre tuvo lugar el 12 de marzo de 2006. Cuatro soldados de un control militar [situado] al sur de Bagdad bebieron más de la cuenta, se vistieron de civiles con ropa oscura y se dirigieron a una casa iraquí cercana habitada por la familia al-Janabi. Dejaron a un soldado fuera para vigilar la puerta y los otros entraron y asesinaron a los padres y a su hija de cinco años. A continuación, dos de los soldados violaron a Abir Qasim al-Janabi, una niña iraquí de 14 años, y después la asesinaron. El cuerpo de la niña se encontró desnudo y parcialmente quemado, evidentemente para destruir las pruebas [42]. Según una declaración jurada del FBI archivada en el sumario, una semana antes del ataque los soldados habían hecho intentonas con la muchacha [43]. Uno de los casos, el del [soldado] especialista James Barker, ya ha sido sentenciado; el acusado se declaró culpable y ha sido condenado a 90 años de cárcel. Barker declaró ante el tribunal:

“[…] Para vivir allí, para sobrevivir en esas circunstancias, me convertí en un violento y en un miserable. Quería a mis amigos, a mis compañeros y a mis jefes pero empecé a odiar a todo el mundo en Iraq.” [44]

Ishaqi. Este suceso se produjo el 15 de marzo de 2006. Marines estadounidenses atacaron una granja situada a escasos 13 kilómetros al norte de la ciudad de Balad, evidentemente porque había información de que allí se encontraba un miembro de la resistencia. Helicópteros de combate dispararon contra la casa para apoyar a los [soldados] atacantes. Algunas informaciones afirman que se respondió con fuego desde la vivienda, la cual fue finalmente tomada por las fuerzas estadounidenses. Según un informe del Centro de Coordinación Conjunta de la policía iraquí, basado en un informe archivado tras una investigación de la policía local, las fuerzas estadounidenses entraron en la casa, “[…] reunieron a los miembros de la familia en una habitación y ejecutaron a 11 personas: cinco niños, cuatro mujeres y dos hombres. Seguidamente bombardearon la vivienda, quemaron tres vehículos y mataron a los animales” [45]. Entre los muertos se encontraba una anciana de 75 años y un niño de seis meses.

Hamdaniya. Se trata [de un suceso] igualmente espantoso. Al parecer, el 26 de abril de 2006, un grupo de siete marines estadounidenses y un soldado de la Marina sacaron de su casa a Hashim Ibrahim Awad, un inocente iraquí, minusválido y desarmado; le ataron de pies y manos y le dispararon a bocajarro repetidamente [46]. El grupo había caído en una emboscada y al no encontrar al culpable decidieron asesinar a cualquier iraquí en su lugar [47]. Entraron en casa de Awad, le sacaron a rastras, le dispararon una y otra vez en la cabeza y en el pecho, y a continuación prepararon el escenario del crimen para que pareciera que Awad era miembro de la resistencia. El 21 de junio de 2006, los investigadores los acusaron de asesinato premeditado, secuestro, conspiración y falso testimonio. Uno de los participantes [en el asesinato], el suboficial Nelson Bacos, que en la vista previa testificó contra los otros [compañeros], afirmó que “[…] no creí que pudieran llevar a cabo un plan semejante [...] no había justificación [...] sabía que lo que estábamos haciendo estaba mal” [48].

Lo mandos militares y los tribunales se han referido constantemente a [la masacre de] Hadiza y a otras masacres, como casos aislados, pero el gran número de sucesos de este tipo indica que las atrocidades son sistemáticas, consecuencia de unas normas de actuación permisivas y de la extendida actitud de excesiva violencia, a menudo perdonada por los mandos.

Encubrimiento de delitos

En la mayoría de los casos de delitos graves y asesinato, los soldados directamente implicados han intentado encubrir los crímenes y, con frecuencia, los mandos militares han hecho caso omiso de las pruebas, no han perseguido con firmeza ni siquiera los actos más graves y han realizado declaraciones públicas exculpatorias.

Sobre los sucesos de Hadiza, el Cuerpo de Marines emitió al día siguiente una nota de prensa afirmando que muchos de los iraquíes asesinados habían muerto a consecuencia de la explosión de una bomba de la resistencia, una versión rechazada por testigos presenciales. A pesar de las muchas víctimas iraquíes, el comandante de la compañía no inspeccionó el lugar, y prefirió fiarse del informe de los soldados implicados. Posteriormente, los investigadores averiguaron que faltaban páginas del diario de incidencias, donde se recogen los principales sucesos, y que una cinta de video grabada desde un avión no tripulado había desaparecido, lo que indicaba que los autores de los hechos, o sus cómplices, habían destruido u ocultado pruebas [59]. Asimismo, parece que los implicados en los hechos realizaron declaraciones falsas ante los investigadores y el video volvió a aparecer pero no se entregó a los investigadores hasta que el informe principal estuvo redactado por un general de alto rango [50]. Una investigación posterior de la Marina concluyó que “[…] algunos oficiales dieron información falsa a sus superiores” en el seguimiento inicial del caso [51]. En un informe ulterior, Eldon A. Bargewell, general de División estableció “[...] negligencia voluntaria” e “[...] intentos de ocultación de conducta criminal” entre los oficiales de la Marina. “[...] Demostraron determinación para ignorar los indicios de graves actuaciones, quizás para evitar llevar a cabo una investigación que podría ir contra ellos mismos o contra los marines[52], concluye.

De la misma manera que en Mahmudiya, donde los soldados intentaron ocultar las pruebas de la violación y el asesinato de la adolescente y de su familia [53], o en Hamdaniya, donde los soldados pusieron un rifle automático AK-47 cerca del hombre que habían asesinado para inducir a pensar que era miembro de la resistencia [54], los implicados en los asesinatos de Ishaqi pidieron apoyo aéreo para volar la casa. Al parecer, esperaban que el crimen se esfumara entre los escombros [55]. En un primer momento, el mando militar estadounidense exoneró a los soldados al afirmar que los tres civiles murieron a causa del fuego cruzado en una operación militar y, asimismo, como consecuencia del desplome de la vivienda producido durante el combate. Las muertes de civiles fueron calificadas de accidentales, y se dijo que las fuerzas estadounidenses implicadas en los hechos “[…] habían seguido las normas de actuación” [56]. Pero tras las continuadas quejas de los vecinos y de los dirigentes locales, que aseguraban que los soldados habían entrado en la vivienda cuando todavía estaba en pie, la policía iraquí, inesperadamente, abrió una investigación que encargó a un equipo de investigación criminal entrenado por EEUU, el cual literalmente sacó a la luz los hechos sucedidos en la casa derruida [57]. Después de examinar los cuerpos, [que estaban] con las manos atadas, todos en una habitación con impactos de balas en la cabeza —al estilo de las ejecuciones—, y con los cartuchos disparados a su alrededor, la investigación llegó a la conclusión de que las personas fueron asesinadas a sangre fría. Entre los escombros se encontraron 11 cuerpos, no tres [58]. Las autopsias realizadas en el hospital de Tikrit confirmaron que todas las víctimas tenían heridas de bala en la cabeza [59]. La BBC ha emitido el vídeo de un cámara de Associated Press, grabado posteriormente en el lugar de los hechos, y que la BBC considera que ofrece pruebas sólidas de la atrocidad [60]. No obstante, los militares estadounidenses se han negado a promover la acusación o a investigar más.

También en el caso de la muerte de Nicola Calipari, agente del espionaje italiano, un informe del gobierno italiano publicado el 3 de mayo de 2005 criticaba el que hubieran desparecido las pruebas del tiroteo. El lugar de los hechos no se preservó para la investigación y el parte de incidencias de la unidad militar del día de autos se destruyó con posterioridad. Como mínimo supone un procedimiento negligente y, en el peor de los casos, de obstrucción a la justicia y de encubrimiento de un crimen [61].

Las autoridades militares estadounidenses, avergonzadas ante la revelación de las atrocidades, han preferido respaldar la versión oficial de los hechos al insistir en que las víctimas murieron por daños colaterales consecuencia de las operaciones militares. Tales encubrimientos han dejado algunos sucesos completamente al margen de la opinión pública y [las autoridades estadounidenses] han hecho caso omiso de la rotundidad de las pruebas contra los autores de los crímenes; han contribuido al archivo de casos y a que las sentencias que se dictan sean, por lo general, muy benévolas.

Impunidad

Únicamente en contadas ocasiones la justicia militar ha actuado para castigar los casos de asesinato y de atrocidades. La mayoría de los sucesos nunca han llegado a convertirse en acusaciones oficiales. Con frecuencia, en aquellos hechos en los que se ha presentado una acusación, los culpables han resultado o bien absueltos en el tribunal administrativo preliminar o en la fase posterior del consejo de guerra, o bien los casos se han solventado en cualquiera de las fases de las diligencias con simples amonestaciones o penas suaves. Muy pocas acusaciones han incluido el asesinato premeditado, y ello en casos tan significativos como el de Hadiza.

El pasado mes de agosto, el diario The The Washington Post llevó a cabo una revisión sustancial de los sucesos [que implicaban a] militares durante el periodo entre junio de 2003 y febrero de 2006. El informe de [The Washington] Post revela que de los miles de iraquíes asesinados por soldados estadounidenses en circunstancias dudosas, la justicia militar sólo ha investigado “[…] una pequeña parte de los sucesos” [62]. De los disparos realizados desde los puestos de control no se ha derivado ninguna acusación de homicidio y se ha procesado a muy pocos oficiales de alta graduación.

Los mandos militares —a quienes corresponde la decisión primera de poner en marcha una investigación penal contra sus subordinados— con frecuencia no han investigado la muerte de civiles iraquíes. En su lugar, han preferido considerarlas consecuencias accidentales de las operaciones de combate y han impuesto castigos administrativos o no judiciales. “[...] Creo que existen una serie de casos que nunca han llegado a la fase de investigación, y en algunos casos que sí han llegado a esa fase, ha habido reticencias para continuar [la investigación] con firmeza”, afirma Gary Solis, ex fiscal [del Cuerpo] de Marines. “[...] En Iraq se han producido menos procesos judiciales de los que se podría esperar” [63]. Un comandante del Ejército, citado por The Washington Post coincidía:

“[...] Estoy absolutamente convencido de que ha habido muchas otras actuaciones que deberían haberse investigado, pero nadie quería enterarse de lo ocurrido o informar a la superioridad (...) Así han funcionado las cosas.”[64]

Críticas

El asesinato de civiles a manos de soldados estadounidenses ha provocado cólera y escándalo entre la población iraquí y ha dado lugar a duras declaraciones por parte de responsables iraquíes. Preguntado sobre los sucesos de Hadiza, el primer ministro Nuri al-Maliki los definió como “[…] totalmente inaceptables” y calificó la violencia estadounidense contra civiles de “[…] fenómeno cotidiano” en Iraq. Dijo sin rodeos que los soldados estadounidenses de la Coalición “[...] no respetan al pueblo iraquí [65]. Tras hacerse público que una investigación estadounidense había exonerado de culpa a los soldados implicados en los sucesos de Ishaqi, el gobierno iraquí reaccionó con firmeza. Adnan al-Kazimi, asesor del primer ministro al-Maliki, declaró que el gobierno exigiría que EEUU pidiera perdón y compensara a las víctimas de varios sucesos [65].

El escaso número de condenas ha impulsado al gobierno iraquí a cuestionar la inmunidad concedida a los miembros de las fuerzas de la Coalición desde junio de 2004. Al-Maliki ha manifestado públicamente que consideraba que la inmunidad ante los tribunales iraquíes “[...] animó a los soldados a cometer crímenes a sangre fría” [66]. Wigdan Michael, ministro iraquí de Derechos Humanos, coincide en que el hecho de que EEUU no haya responsabilizado a los soldados por sus crímenes ha propiciado un clima de impunidad entre las tropas. “[...] Una de las razones de esto es la resolución de NNUU, que concede inmunidad a los soldados de las fuerzas multinacionales. Si no hay castigo, se producen las violaciones […]” [68]. Michael además planteó la posibilidad de que Iraq solicitara la revisión de la inmunidad de las fuerzas multinacionales ante el Consejo de Seguridad de NNUU [69].

Conclusión

EEUU y sus aliados afirman que hacen todo lo que está en sus manos para evitar víctimas civiles. Sin embargo, existe mucha información sobre tropas de la Coalición que abren fuego y asesinan a civiles iraquíes en circunstancias en las que ni para las tropas de la Coalición ni para nadie más había una inminente amenaza de muerte o de resultar heridos, lo que supone una clara violación de las pautas internacionales sobre derechos humanos relativas al uso de la fuerza. En muchos casos de patrullajes, registros de casas y bombardeos sin tregua, el personal militar ha utilizado una fuerza letal en circunstancias absolutamente injustificadas. Los estudios sobre la mortalidad de civiles en Iraq indican que desde que se inició la ocupación han asesinado de esta manera a decenas de miles de iraquíes inocentes [70].

Los asesinatos y las atrocidades constituyen la forma extrema de la brutal violencia diaria. En Iraq, donde las fuerzas de la Coalición consideran a cada hombre en edad militar un miembro potencial de la resistencia, y donde el miedo y la cólera influyen en el comportamiento de las tropas, es muy probable que ocurran sucesos como la masacre de Hadiza. Según Eldon A. Bargewell, general de Brigada, “[...] toda la cadena de mando suele considerar las bajas de civiles, incluso cuando el número es elevado, como cotidianas y el resultado natural y buscado de las tácticas de la resistencia”. “[...] Las declaraciones hechas por la cadena de mando (...) tomadas en su conjunto indican que las vidas de los civiles no son tan importantes como las vidas de los estadounidenses; sus muertes son simplemente el coste de las acciones, y los marines tienen que ‘terminarn el trabajo’ no importa lo que ello suponga”, concluye [71].

Este ambiente de extremada violencia e impunidad prepara el terreno para el asesinato, las violaciones y las atrocidades. Estas actuaciones están prohibidas por las Convenciones de La Haya y de Ginebra y constituyen graves crímenes de guerra.

Notas de los autores y de IraqSolidaridad:

1. Citado en Dexter Filkins, “In Ramadi, Fetid Quarters and Unrelenting Battles”, The New York Times, 5 de julio de 2006. 2. Operational Law Handbook, Capítulo 5, publicado por Judge Advocate School of the Army. 3. Véase capítulo 5 de este informe (pendiente de traducción en IraqSolidaridad). Véase en IraqSolidaridad: Nota informativa de la CEOSI: Nuevo informe de las universidades Johns Hopkins de EEUU y al-Mustansiriya de Bagdad 4. Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003. 5. American Civil Liberties Union, ACLU to Seek Public Accountability in Haditha Investigations, 22 de junio de 2006. 6. Amnistía Internacional, Killing of Civilians in Basra and al-Amara, 14 de mayo de 2004. 7. Departamento de Defensa de EEUU. Trascripción de noticias, resúmenes habituales con Lawrence Di Rita, portavoz del Pentágono y el teniente general James T. Conway, director de operaciones del mando conjunto, 5 de mayo de 2005. 8. Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003. 9. Borzou Daragahi y Julian E. Barnes, “Officers Allegedly Pushed 'Kill Counts'”, Los Angeles Times, 3 de agosto de 2006. 10. Véase, por ejemplo, Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003; Human Rights Watch, US Checkpoints Continue to Kill, mayo de 2005 y “Joint Letter from Human Rights Watchand the Committee to Protect Journalists to Secretary Rumsfeld”, 17 de junio de 2005. 11. Amnistía Internacional, Killing of Civilians in Basra and al-Amara, 14 de mayo de 2004. 12. “Hostage Recounts US Shooting”, CNN, 6 de marzo de 2005. 13. Christopher Dickey, “Reality Checkpoints”, Newsweek, 11 de marzo de 2005. 14. Declassified US Report. 15. “Italy Disputes US Shooting Acount”, CNN, 8 de marzo de 2005. 16. “Joint Letter from Human Rights Watchand the Committee to Protect Journalists to Secretary Rumsfeld”, 17 de junio de 2005. 17. Human Rights Watch, Hearts and Minds, octubre de 2003. Véase también: Human Rights Watch, Iraq: Checkpoints Lack Basic Safety Measures, 17 de junio de 2005. 18. “Joint Letter from Human Rights Watch and the Committee to Protect Journalists to Secretary Rumsfeld”, 17 de junio de 2005. 19. Véase, por ejemplo, Hillary Brown, “Pregnant Iraqi Woman Shot near Security Checkpoint”, ABC News, 31 de mayo de 2006; Trudy Rubin, “Hidden Toll: Civilians Killed Accidentally”, Philadelphia Inquirer, 12 de julio de 2006. 20. Por ejemplo, véase OMS, Detailed Situation Report in Talafar, 19 de agosto de 2005. 21. Spc. Joshua Ramey, “Together Forward Restores Life to Ameriyah” Official MNF-I website, 20 de septiembre de 2006. 22. Gary Younge, “If Wanton Murder is essential to the US Campaign in Iraq, It’s Time to Leave”, The Guardian, 26 de junio de 2006. 23. Richard Whittle, “Rules of Engagement: What Were they at Haditha?”, Christian Science Monitor, 10 de octubre de 2006. 24. Gary Younge, op.cit. 25. Josh White, “Death in Haditha”, The Washington Post, 6 de enero de 2006. 26. “Iraqi Viewpoint: Iraqis Fear US Troops”, BBC, 1 de junio de 2006. 27. Ibid. 28. Richard Paddock, “Shots in the Heart of Baghdad”, Los Angeles Times, 25 de julio de 2005. 29. Ibid. 30. Chris Hondros, “A Shooting after Nightfall”, Newsday, 19 de enero de 2005. 31. Amnesty International, Killing of Civilians in Basra and al-Amara, 14 de mayo de 2004. 32. Ellen Knickmeyer y Salih Saif Aldin, “US Raid Kills Family North of Baghdad”, The Washington Post, 4 de enero de 2006. Véase en IraqSolidaridad: Nota informativa de la CEOSI: Tras Samarra, Tal Afar, Siniya y Mosul, es la quinta ciudad iraquí asediada por muros por las fuerzas de ocupación 33. Ellen Knickmeyer, “US Airstrikes Take Toll on Civilians”, The Washington Post, 24 de diciembre de 2005. 34. “Civilians Killed Near al-Qaim in Air Strike, Doctors Say”, UN Integrated Regional Information Networks, 1 de noviembre de 2005. 35. Richard A. Oppel Jr. y Omar Al-Neami, “US Strike on Home Kills 9 in Family, Iraqi Officials Say”, The New York Times, 4 de enero de 2006. 36. Ellen Knickmeyer y Salih Saif Aldin, “US Raid Kills Family North of Baghdad”, The Washington Post, 4 de enero de 2006. 37. Josh White, “Death in Haditha”, The Washington Post, 6 de enero de 2006. Véase en IraqSolidaridad: Tim McGirk: Matanza en Hadiza. El pasado 19 de noviembre los 'marines' asesinaron a 15 civiles en Hadiza 38. Ibid. 39. Richard Engel, “What Happened in Haditha” NBC News, 30 de mayo de 2006. 40. David S. Cloud, “Marines Have Excised Evidence on 24 Iraqi Deaths”, The New York Times, 18 de agosto de 2006. 41. Ibid. 42. Tim Whitmire, “Ex-Soldier Charged with Rape, Murder”, Associated Press, 3 de julio de 2006. 43. Rick Jervis & Andrea Stone, “Four More Soldiers Accused of Rape, Murder in Iraq”, USAToday, 9 de julio de 2007. 44. Citado en “Iraq Rape Soldiers given Life Sentence”, The Guardian, 17 de noviembre de 2006. 45. Mathew Schofield, “Iraqi Policy Report Details Civilians’ Deaths and Hands of US Troops”, Knight Ridder Newspapers, McClatchy, 19 de marzo de 2006. Véase en IraqSolidaridad: Haifa Zangana: Matanza tras matanza La violencia sectaria permite a los ocupantes ocultar sus crímenes contra civiles 46. White, Josh, Sonya Geis. "8 Troops Charged In Death of Iraqi", The Washington Post, 22 de junio de 2006. 47. Carolyn Marshall, “Corpsman Who Failed to Halt Killing of Iraqi Receives Prison Sentence”, The New York Times, 7 de octubre de 2006. 48. Ibid. El 16 de noviembre de 2006, otro marine, John Jodka III, tras un acuerdo entre el fiscal y la defensa, fue declarado culpable de cargos menores y sentenciado a 18 meses de cárcel; véase: “Marine Sentenced Over Iraq Civilian Killing”, The Guardian, 16 de noviembre de 2006. 49. David S. Cloud, “Inquiry Suggests Marines Excised Files on Killings”, The New York Times, 18 de agosto de 2006. 50. Ibid. 51. Thomas E. Ricks, “Probe Into Iraq Deaths Finds False Reports”, The Washington Post, 1 de junio de 2006. 52. “‘Simple Failures’ and ‘Disastrous Results’: Excerpts from Army Maj. Gen. Eldon A. Bargewell's report”, The Washington Post, 21 de abril de 2007. 53. “US Military Trial Ordered in Iraq Murder Cases”, Reuters, 19 de octubre de 2006. 54. Sonya Geis, “Hearings Begin for Marines Accused of Killing Iraqi”, The Washington Post, 31 de agosto de 2006. 55. Mathew Schofield, “Iraqi Policy Report Details Civilians’ Deaths and Hands of US Troops”, Knight Ridder Newspapers, McClatchy, 19 de marzo de 2006. 56. Will Dunham, “Troops Cleared in Iraqi Deaths in Ishaqi” Reuters, 2 de junio de 2006. 57. Mathew Schofield, op.cit. 58. Ziad Khalaf, “Raid Kills 11, Mostly Women and Children”, Associated Press/Army Times, 15 de marzo de 2006. 59. Mathew Schofield, op.cit. 60. “New ‘Iraq Massacre’ Tape Emerges”, BBC, 2 de junio de 2006. 61. Fitzroy Sterling, “Still Seeking Answers in US Checkpoint Killing”, Inter Press Service, 24 de junio de 2006. 62. Josh White, Charles Lane y Julie Tate, “Homicide Charges Rare In Iraq War”, The Washington Post, 28 de agosto de 2006. 63. “Convictions in US Cases Rare in Iraq”, United Press International, 28 de agosto de 2006. 64. Citado en Josh White, Charles Lane y Julie Tate, “Homicide Charges Rare In Iraq War” The Washington Post, 28 de agosto de 2006. 65. Richard A. Oppel “Iraqi Assails US for Strikes on Civilians”, The New York Times, 2 de junio de 2006. 66. Brian Brady, “Furious Iraq Demands Apology as US Troops Are Cleared of Massacre”, Scotland on Suday, 4 de junio de 2006. 67. Citado en Aaron Glantz “GIs in Iraq Could Be Stripped of Immunity After Rape/ Murder Allegations”, OneWorld, 12 de julio de 2006. 68. Mariam Karouny, “Iraq to Ask UN to End US Immunity after Rape Case”, Reuters, 2 de julio de 2006. 69. Ibid. 70. Véase nota 3. 71. Citado en Josh White, “Report On Haditha Condemns Marines”, The Washington Post, 21 de abril de 2007.

lobal Policy Forum (www.globalpolicy.org), marzo de 2007
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org), 21 de mayo de 2007
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Felisa Sastre