martes, 15 de mayo de 2007

Poderes ocultos en EE.UU

Poderes ocultos en EE.UU
Juan Gelman
Altercom

No se crea que pocos son los elegidos que tienen poderes ocultos. No en EE.UU. por lo menos. En el 2006 eran 67.000 los integrantes de 900 comités, subcomités, comisiones, juntas y/o paneles que asesoran al Departamento de Agricultura, al Pentágono, al Departamento de Energía y a otros ministerios y organismos federales sobre las materias más diversas, desde las violaciones en el seno de las fuerzas armadas hasta el transporte, la producción y el almacenamiento de petróleo y gas natural. Sus nombres difícilmente aparecen en los medios y constituyen un poder invisible. Manipulan políticas de Estado y no pocas veces en favor de intereses igualmente diversos. Los cabilderos del Congreso o del Poder Ejecutivo son conocidos. Ellos, casi no.


La existencia de estos organismos es perfectamente legal: la Ley de comités asesores federales (FACA, por sus siglas en inglés) fue aprobada en 1972. Sólo que se aplica de manera particular: pareciera que la elección de quienes los componen tiene que ver más con sus lealtades políticas y económicas que con su experiencia en las materias que les toca examinar. Así lo piensa el representante demócrata Brian Bird: “Sucede –dijo– que se distorsiona deliberadamente la selección de algunos panelistas, se designa a los de ciertas ideologías y se rechaza a los de otras ideologías. Viene intencionalmente contaminada la información que recibimos”. No se trata apenas de ideologías, por supuesto.

El inspector general del Departamento de Educación identificó en un panel de 25 miembros a seis que tenían “conexiones profesionales significativas con un método pedagógico que exige el empleo de un programa de lectura determinado”, lo que entrañaría el envío privilegiado de fondos a los estados donde se aplica dicho método (The Center for Public Integrity, 29-3-07). Los abogados de Earthjustice –organismo no gubernamental que defiende la aplicación de las leyes ambientales– incoaron un proceso al representante comercial de EE.UU. (USTR, por sus siglas en inglés), instancia que defiende encarnizadamente las bondades del libre comercio: presentaron pruebas de que seis de sus comités asesores están dominados por intereses empresariales. Estos comités evalúan los daños que nuevos productos químicos y farmacéuticos pueden causar a la población. Porque, se sabe, lo principal es la salud. De las corporaciones.

El Dr. Henry Anderson y el especialista Richard Espinosa fueron cesados en el 2005 en sus cargos de la junta asesora que, entre otras cosas, administra programas de indemnización a los trabajadores de la industria nuclear. Hay indicios de que el Departamento de Trabajo consideró que se inclinaban demasiado en favor de los damnificados por radiaciones nucleares. En octubre del 2005, poco después de comunicarles la medida, Shelby Hallmark –director de la oficina de programas de compensación dependiente de ese departamento– elevó un memorándum en el que señalaba que la junta a la que pertenecían los dos científicos recurría a criterios “confusos” para recomendar que un número de trabajadores obtuviera una indemnización y otros beneficios médicos. Hallmark explicaba que había expirado el mandato de dos miembros y que reemplazarlos “mejoraría de manera importante el equilibrio de la junta” (www.judiciary.house.gov, 15-11-06). Así fue. El Departamento de Trabajo rechazó hasta febrero del 2007 unos 56.000 reclamos de los 90.000 que presentaron las víctimas de cáncer y otras enfermedades provocadas por la exposición al plutonio y al uranio. Es decir, desahució a más del 62 por ciento de los afectados por la industria nuclear.

Los paneles y comités asesores suelen reunirse a puerta cerrada y sellar las actas de las sesiones. A veces se disfrazan de grupos de trabajo no contemplados por la ley y que no la contemplan. El tribunal de apelaciones del circuito de Washington consideró que no están sujetos a la reglamentación de FACA y la Suprema Corte de Justicia falló que tampoco lo estaba el grupo que el vicepresidente Dick Cheney convocó para diseñar las políticas energéticas del gobierno antes de la invasión a Irak. El detalle es que la mayoría de estos «asesores» tenía intereses declarados en las industrias del ramo, pero Dick no es detallista. Ni el único en la práctica: nueve de los treinta miembros de la Junta de Política de Defensa del Pentágono están vinculados a empresas que ganaron contratos por 76.000 millones de dólares sólo en el período 2001/02 y de manera perfectamente inadvertible.

Antes los poderes ocultos permitían la levitación, la telequinesis, la magia verdadera y otras maravillas. Hoy, en EE.UU., esos poderes se reducen a uno solo: el de hacer dinero. Mucho.

Altercom
Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad.
Juan Gelman
(n. 1930) Poeta y escritor argentino. Desde 1976 reside en México, donde llego exilado por la dictadura militar facista que le arrancó su hijo y su nuera embarazada. Entre su vasta obra se destacan sus libros: Los poemas de Sidney West (1969), Fábulas (1971), Hechos y relaciones (1980), Citas y comentarios (1982), La junta luz (1985), Composiciones (1986), Interrupciones I y II (1988) y Salarios del impío (1993).

¿Cuánto petróleo iraquí se está robando?: El 'misterio' de los contadores perdidos

No se contabilizan hasta 3.000 millones de dólares anuales en ventas de petróleo

¿Cuánto petróleo iraquí se está robando?: El 'misterio' de los contadores perdidos

CorpWatch (www.corpwatch.org), 2 de marzo de 2007
IraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org),
14 de mayo de 2007
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Consuelo Delgado

“En estos cuatro años de ocupación estadounidense, ni los responsables estadounidenses ni las empresas han dado razones satisfactorias de por qué los contadores no se han calibrado, reparado o sustituido. […] Existen dos explicaciones posibles: que el proyecto se haya retrasado por la burocracia o que los intereses creados por la falta de medición del petróleo (tales como los de los contrabandistas o los funcionarios corruptos) hayan impedido que el proyecto se realice.”


Un miembro de los cuerpos privados de seguridad iraquíes vigila una instalación petrolífera en Basora

La hilera de barcos, que esperan pacientemente bajo el calor abrasador del norte del Golfo Pérsico mientras se cargan cuatro superpetroleros gigantes en la terminal de petróleo de Basora, se extiende desde el sur hasta el horizonte. Muy cerca, dos petroleros más llenan sus depósitos en la terminal más pequeña de Jawr al-Amaya. Docenas de tropas que viven en las plataformas, tanto de la marina estadounidense como iraquí, custodian, fuertemente armadas, ambas terminales.

Estas dos terminales, un laberinto de tuberías y precarias pasarelas metálicas, situadas a unos kilómetros de la costa, suministran alrededor de 1,6 millones de barriles de crudo, el 85 por ciento de la producción iraquí como mínimo, a compradores de todo el mundo. Si los campos petrolíferos del sur constituyen el corazón de la economía de Iraq, sus principales arterias son tres oleoductos de un metro de ancho que se extienden a lo largo de los alrededor de 84 kilómetros que van desde los pozos de petróleo hasta los puertos.

Los soldados, fuertemente armados, se pasan los días en las terminales de petróleo vigilando el horizonte en busca de algún terrorista suicida y de algún barco de pesca perdido (conocidos como dhows). Mientras tanto, y ante sus mismas narices, se calcula que los contrabandistas desvían hasta mil millones de crudo a los petroleros porque el sistema de medición del petróleo que se supone que controla cuánto crudo entra y sale de las terminales de Basora y de Jawr al-Amaya no funciona desde la invasión estadounidense de Iraq en marzo de 2003 [1].

Los responsables culpan del retraso, de cuatro años, en la reparación de este sistema relativamente sencillo a “problemas de seguridad”. Otros culpan a las dos empresas estadounidenses contratadas para reparar los campos petroleros del sur y para arreglar las dos terminales y los contadores [de petróleo]: Halliburton, de Houston (Texas), y Parsons, de Pasadena (California). Está previsto que el inspector general para la Reconstrucción de Iraq publique esta primavera un informe que se supone que criticará que las empresas no hayan concluido su trabajo.

Entre los recelosos iraquíes abundan los rumores sobre el fiasco de la medición del flujo de petróleo. “[…] Iraq es víctima del mayor robo de su producción petrolera en la historia moderna”, era el llamativo titular que aparecía en marzo de 2006 en az-Zaman, el periódico más leído en Iraq. Un estudio de mayo de 2006 sobre las cifras de producción y de exportación de petróleo, realizado por la revista Oilgram News de la Platt [empresa asesora en temas energéticos], demostraba que no se contabilizaban hasta 3.000 millones de dólares al año [2].

“[...] El petróleo iraquí se saca regularmente de contrabando fuera del país de muchas maneras distintas”, decía el mes pasado un comerciante de crudo en Amán a la revista estadounidense Nation. “[...] El emir al-Hakim, [máximo] dirigente del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII) [3], se pasa todo el tiempo en Basora vendiendo petróleo como si fuera suyo. La gente de allí le llama Uday al-Hakim, para indicar que se comporta de la misma manera que Uday Sadam Husein en el pasado. Otros comerciantes, como yo mismo, tenemos que hacer los grandes negocios a través de él o pasar de contrabando pequeñas cantidades por nosotros mismos. El petróleo se reparte ahora entre los partidos políticos en el poder”.

La “maldición de los recursos”

Las operaciones de contrabando y del mercado negro guardan sorprendentes paralelismos con las tácticas de Sadam Huseín para burlar el embargo de Naciones Unidas (NNUU). A Sadam Husein se le acusó de vender alrededor de 5.700 millones de dólares en productos petrolíferos en el mercado negro durante los seis años del programa Petróleo por Alimentos mientras los inspectores de NNUU hacían la vista gorda [4]. Hoy día, a sus sucesores se les acusa de abusos similares.

Iraq se asienta sobre 115.000 millones de barriles de reservas de petróleo garantizadas [5], las terceras reservas más grandes del mundo (detrás de Arabia Saudí y Canadá). Si antes era una sociedad que utilizaba los ingresos del petróleo para crear un Estado de bienestar social que proporcionaba educación, sanidad y servicios sociales, ahora el país ha caído en picado hasta situarse entre los países más pobres del mundo. Los economistas llaman a esto la “maldición de los recursos”. Los países bendecidos con recursos no renovables, a menudo son los que menos se benefician [de ellos], bien porque unos pocos poderosos controlan los recursos o bien porque la guerra impide que prácticamente nadie pueda beneficiarse.

La principal fuente de ingresos de Iraq —los beneficios procedentes de la exportación de petróleo, productos petrolíferos y gas natural— la administra actualmente el Fondo para el Desarrollo de Iraq (FDI). El documento [de establecimiento] del FDI del 21 de mayo de 2003, la Resolución 1483 del Consejo de Seguridad de NNUU, asigna este dinero para beneficio del pueblo iraquí. Esta resolución sustituye al anterior programa Petróleo por Alimentos de NNUU que abarcó desde 1997 hasta la invasión de marzo de 2003.

Casi cuatro años después de la creación del FDI, las ventas de crudo registradas oficialmente han generado más de 80 mil millones de dólares. La Autoridad Provisional de la Coalición (APC), bajo el mando de EEUU, dirigió el FDI inmediatamente después del derrocamiento de Sadam Husein hasta el 28 de junio de 2004, cuando la APC se disolvió. Durante esos 14 meses, la APC gastó 19.600 millones de dólares de los fondos del FDI de Iraq. Los tres sucesivos gobiernos [iraquíes] han estado oficialmente encargados de los ingresos del FDI, aunque la influencia de los consejeros políticos y militares de EEUU ha pesado significativamente. En los 32 meses posteriores a la disolución de la APC, los tres gobiernos han gastado 47 mil millones de dólares más.

‘Halliburton’ y ‘Parsons’

Las empresas estadounidenses han desempeñado un papel clave en la reparación y modernización de las infraestructuras petroleras de Iraq y esperaban que fuera la industria [petrolera] la que pagara la reconstrucción. En enero de 2004, dentro del proyecto Restablecer el petróleo iraquí II (en inglés, RIO II), el gobierno Bush contrató a Halliburton para operar en los campos petroleros del sur de Iraq y a Parsons para encargarse de los campos del norte. Se supone que las dos compañías estarían supervisadas por otra empresa, la Foster Wheeler, radicada en Nueva Jersey. El primer contrato RIO fue el contrato infame, secreto y sin licitación concedido a Halliburton antes de la invasión de Iraq. Aunque para RIO II concursaron distintas empresas, Sheryl Tappan, un antiguo empleado de Bechtel, escribió un libro criticando la adjudicación por injusta.

Halliburton y Parsons tienen un largo historial en Iraq de más de 40 años. Brown & Root, que ahora forma parte de Halliburton, empezó a trabajar en Iraq en 1961, mientras que Parsons entró en el sector petrolero iraquí en los años cincuenta. El trabajo de Foster Wheeler en Iraq comenzó en los años treinta.

Estas empresas tienen mucha experiencia en las terminales donde ahora prospera el mercado negro. De hecho, Halliburton construyó la terminal de Basora —entonces conocida como Mina al-Bakr— a principios de los años setenta. Tras sufrir daños durante la guerra entre Irán e Iraq en los años ochenta, Halliburton reparó la terminal antes de que fuera bombardeada de nuevo durante la Guerra del Golfo de [enero-febrero de] 1991.

La terminal petrolífera de Jor al-Amaya también vivió un ciclo similar de destrucción y reconstrucción. Construida con la ayuda de Halliburton en 1973, durante la guerra entre Irán e Iraq resultó muy dañada por comandos iraníes; posteriormente durante la operación “Tormenta del Desierto” en 1991 y, más recientemente, en mayo de 2006, por un incendio que destruyó el 70 por ciento de sus instalaciones. Durante el periodo de sanciones, Ingersoll Dresser Pump Company, una subsidiaria de Halliburton, tenía un contrato secreto que le permitía vender a Iraq recambios, compresores y equipos contra incendios para las obras de restauración.

Halliburton tiene también un largo historial cerca del puerto turco de Ceyhan, desde donde Iraq vende petróleo producido en Kirkuk, al norte de Iraq. Halliburton dirige la cercana base militar estadounidense de Incirlik, que fue el centro de ordenamiento de la operación “Vigilancia del norte”, que durante los años noventa dio protección aérea a los kurdos.

La medición del petróleo

Con miles de millones de dólares para gastar y una amplia experiencia en infraestructuras petroleras y en puertos iraquíes, Halliburton y Parsons parecen incapaces de abordar el cotidiano problema de los contadores rotos en las terminales del sur de Iraq. Los tipos de contadores que se suponía que tenían que arreglar o sustituir en la terminal de Basora son los que normalmente se encuentra en cientos de yacimientos similares en todo el mundo. Como están hechos por encargo, se envían por barco y luego se montan y calibran en el yacimiento; el proceso puede durar un año. Pero el problema ha persistido durante cuatro años.

Después de la invasión de 2003, parece que han desconectado los contadores y desde entonces no ha habido cálculos fiables de cuánto crudo se ha transportado desde los campos petroleros del sur. Los campos petroleros del norte en Kirkuk, que suministran a la refinería de Beiji en Iraq [la más importante del país] y exportan crudo al puerto turco de Adana, tienen sistemas de medición fiables, pero poco petróleo para medir debido a que los ataques de la resistencia paralizan en gran medida las instalaciones.

El teniente Aaron Bergman, oficial de la Marina estadounidense encargado del Escuadrón de Seguridad Móvil número 7 en la terminal de petróleo de Basora, afirma que las autoridades en materia de exportación han hecho una “estimación aproximada”, con una fórmula de andar por casa, de cuánto se está vendiendo: cada centímetro que un petrolero se hunde en el agua equivale a 6.000 barriles de cargamento de petróleo. “[...] Así que puede usted imaginarse”, dijo a principios de este mes a Stars & Stripes, un periódico para los militares estadounidenses, “que los números pueden bailar, [...] unos cinco centímetros podrían equivaler a 180.000 barriles de petróleo”. “[...] Yo diría que probablemente entre 200.000 y 500.000 barriles diarios estén sin contabilizar en Iraq”, afirmó en la embajada de EEUU en Bagdad ante la KTV, un canal de televisión de Texas, Mikel Morris que trabajó en el Organismo para la gestión de la reconstrucción de Iraq.

En estos cuatro años de ocupación estadounidense, ni los responsables estadounidenses ni las empresas han dado razones satisfactorias de por qué los contadores no se han calibrado, reparado o sustituido. Una excusa es que el trabajo de calibración requiere unos dispositivos especiales para ajustar los contadores actuales y las cuestiones de seguridad hacen que la importación de estos dispositivos sea problemática. Sin embargo, estas y otras explicaciones relacionadas con la seguridad carecen por completo de consistencia dado que las terminales de crudo están las 24 horas bajo vigilancia de alta seguridad, se hallan mar adentro a 80 kilómetros de la costa y sólo son accesibles mediante helicóptero o barco.

Existen dos explicaciones posibles: que el proyecto se haya retrasado por la burocracia o que los intereses creados por la falta de medición del petróleo (tales como los de los contrabandistas o los funcionarios corruptos) hayan impedido que el proyecto se realice.


Dos policías iraquíes pasan ante un oleducto que ha sufrido un ataque de la resistencia cerca de la refinería de Baji, a 180 kilómetros al norte de Bagdad en septiembre de 2004.

Los costes se disparan

El proyecto RIO II, que incluye la reparación de los contadores, ha sido muy criticado a pesar de que los detalles que trascienden son escasos.

Por ejemplo, el gobierno Bush firmó el contrato de RIO II con Halliburton en enero de 2004 y le dio órdenes específicas de su cometido en junio. Pero a pesar de no comenzar el trabajo hasta noviembre de 2004, la compañía facturó al gobierno millones de dólares por [salarios de] ingenieros que estaban parados. La factura de Halliburton por valor de 296 millones de dólares incluía al menos un 55 por ciento de gastos generales. (En la valoración que se espera que haga el inspector general de la reconstrucción de Iraq a finales de este mes, puede que calcule incluso costes generales más altos.)

En enero de 2004, se adjudicó un contrato a una sociedad conjunta de Parsons (con la empresa Worley de Australia); en junio se le dieron órdenes detalladas de su cometido y empezó a trabajar en julio. [Esta empresa] también ha sido acusada de facturar sobrecostes estando parados, aunque no tan altos como los de Halliburton. La valoración del inspector general de la reconstrucción de Iraq fija sus gastos generales en un 43 por ciento.

Además, en una serie de informes internos sumamente críticos desvelados por el congresista Henry Waxman, los supervisores de Foster Wheeler critican los costes de Halliburton. El 29 de enero de 2005, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense emitió un aviso, para poner remedio, ordenando a Halliburton que mejorara su trabajo o que se tomarían medidas. Después de que Halliburton mejorase el control de sus costes, a mediados de 2005 el ejército traspasó el trabajo de los campos petroleros del sur a Parsons.

Cuando Parsons se hizo cargo de los contratos, dos años después de la invasión, contrató a un subcontratista de Arabia Saudí, Alaa for Industry, para que le ayudase a reparar o sustituir los contadores.

Los contadores de la turbina se enviaron a Kuwait para su reparación, pero no parece que los hayan arreglados a su debido tiempo, aunque a principios de este año han arreglado y reinstalado algunos. Fuentes no oficiales sugieren que la burocracia kuwaití retrasó el trabajo de reparación: “[…] La auténtica razón para obstaculizar el trabajo en la terminal de Basora es que Kuwait tiene interés creados en que las exportaciones de petróleo iraquí disminuyan”, dijo a CorpWatch una fuente anónima que trabajó en el proyecto. Su afirmación no pudo comprobarse.

A mediados de septiembre de 2006, el ministerio de Petróleo iraquí anunció de repente que paralizaría el proyecto de medición del petróleo, lo que hace aún más incierto el control futuro. Asim Jihad, el portavoz del ministerio de Petróleo, afirmó a al-Hayat:

“[…] La empresa estadounidense incumplió su promesa de terminar la instalación de estos contadores; además se negó a revelar el coste exacto, sólo ha dicho que éste está dentro de las partidas económicas que EEUU otorga a Iraq y la suma de estas partidas la desconocemos también. Esto exime al ministerio de sus obligaciones con ellos. Además, debido a su importancia, muchas compañías internacionales presentaron buenas ofertas para llevar a cabo el proyecto en un tiempo récord.”

El ministerio de Petróleo invitó entonces a British Petroleum y a Shell a elaborar un proyecto completo de medición a escala nacional que no sólo cubriría las terminales de petróleo sino también los pozos de producción petrolera y sus pares: las refinerías.

En noviembre de 2006 un equipo del inspector general de la Reconstrucción de Iraq viajó a la terminal de Basora para verificar cómo iba el trabajo [de este proyecto]. Su informe, no publicado, sugiere que ni siquiera se ha completado la mitad del trabajo.

De repente, en diciembre de 2006, un equipo estadounidense de alto nivel viajó hasta Basora para inspeccionar los contadores. En una declaración que pasó casi desapercibida, pues fue emitida un sábado justo antes de Navidad, John Sickman, el experto en petróleo adscrito a la embajada de EEUU en Bagdad, afirmó que se habían arreglado los contadores y que funcionaban Perfectamente. “[…] La medición que se hace en la terminal marina de Basora con los contadores existentes de turbina y de movimiento de fluido es transparente y los dispositivos de medición son más que adecuados”, fueron las palabras de Sickman citadas en la nota de prensa. “[…] Es más, los buques petroleros tienen medidores de calidad para las muestras”.

De hecho, era así como la compañía holandesa Saybolt medía la exportación de petróleo en el programa Petróleo por Alimentos de NNUU. El problema, incluso hoy, según expertos consultados por CorpWatch, es que aún hay que calibrar los contadores de modo que los datos son básicamente inservibles.

Incluso si los contadores funcionan correctamente, el contrabando se puede seguir produciendo. “[…] Es fácil robar crudo si se sabe lo que se hace”, dijo a CorpWatch Don Deaver, un experto en medición de petróleo que trabajó en Exxon durante 33 años. “[…] Si mides demasiado bajo o demasiado alto, alguien perderá o alguien ganará. Por eso es por lo que se necesitan profesionales que comprendan cómo funcionan los contadores para asegurarse de que no se pierde ni se roba nada”.

Los responsables del gobierno estadounidense afirman que se está robando poco. SGS (una consultora británica) “[…] está proporcionando in situ certificados independientes a los clientes con cargo a terceros. Esto, unido a la reciente instalación de contadores ultrasónicos nos proporciona una capacidad de medición más que suficiente”, afirmó Sickman en diciembre.

A principios de enero de 2007, días después de que se publicara en la prensa, Parsons empezó a trabajar en los contadores con un contrato financiado por el gobierno estadounidense de 57,8 millones de dólares y con la supervisión del comandante Dale Winger de la Comandancia de Contrataciones Conjuntas de Basora. Casi nada más empezar el trabajo, Winger fue sustituido por el teniente Brian Schorn. Cuando CorpWatch contactó con Schorn, [éste] manifestó que no era la persona adecuada para hablar del trabajo que se había realizado y nos remitió a preguntar en su “jefatura” en Bagdad, en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense.

El portavoz de la sociedad conjunta de Parsons en Iraq, Don Lassus, también se negó a hacer comentarios a CorpWatch. El contrato con el Ejército no permite hacer pública “[…] ninguna información [aunque] no sea secreta”, sin la aprobación previa del ejército, afirma.

Hoy día ningún responsable gubernamental ha sido capaz de afirmar categóricamente si se está haciendo contrabando con el petróleo o no. Incluso el futuro del sistema de medición del petróleo sigue siendo incierto. El último informe emitido por el inspector general de la Reconstrucción de Iraq, en enero de 2007, señala que está previsto que el trabajo de reparación y rehabilitación en la terminal de Basora concluya en mayo de 2007, pero “[…] no está claro que el proyecto se termine debido a exigencias que impidan cumplir esa obligación”, es decir que la financiación podría interrumpirse.

Notas de IraqSolidaridad:

1. Sobre el tema de la contabilización del petróleo iraquí, véase en IraqSolidaridad: ¿Cuánto petróleo ha exportado Iraq?: Iraq firma un acuerdo con 'Royal Dutch Shell' para cuantificar la producción y exportaciones de crudo .
2. Según informa el diario The New York Times del 12 de mayo de 2007, un próximo informe de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO) de EEUU estima esta cifra entre cinco y quince millones al día.
3. El CSRII, con fuertes vínculos a Irán, es la principal formación del bloque confesional shií asociado a los ocupantes y que domina las nuevas instituciones iraquíes. Sin embargo, los enfrentamientos entre el CSRII y otras formaciones sectarias shiíes colaboracionistas en Basora por el control de las exportaciones y contrabando de petróleo son habituales: Pedro Rojo y Carlos Varea: ¿Está jugando Irán a la 'resistencia' en Basora? Las milicias chiíes se disputan Basora, mientras Irán bloquea la negociación con EEUU sobre Iraq y Mohamad Abu Nasser: La otra guerra de Iraq. La confrontación entre Reino Unido e Irán en el sur del país .
4. Según H.C. von Sponeck (Autopsia de Iraq, Ediciones de Oriente y del Mediterráneo, 2007), ex coordinador de NNUU para el programa Petróleo por Alimentos, el gobierno de Iraq obtuvo de exportaciones de petróleo fuera del control de Naciones Unidas y de tasas ilegales una cantidad estimada de unos 2.000 millones de dólares al año entre 1997 y 2003. El valor de los productos obtenidos mediante el programa Petróleo por Alimentos fue inferior a 60 céntimos por persona y día, es decir, poco más de 200 dólares anuales, cuando la renta per cápita en Iraq en 1989 era superior a los 3.000 dólares. Incluso si el gobierno de Sadam Husein no hubiera utilizando fondos provenientes de ingresos ilegales para otros fines, la suma disponible no habría superado los 70 céntimos.
5.
Véase en IraqSolidaridad: Kamil al-Mehaidi: La distribución geográfica de los campos petrolíferos y su gestión bajo ocupación. El futuro del petróleo iraquí y sus enlaces relacionados sobre el petróleo iraquí y la nueva Ley de Hidrocarburos

Ataques contra las ciudades: violación palmaria de las Convenciones de Ginebra

Cientos de miles de personas han sido desplazadas durante los asaltos a las ciudades iraquíes
Ataques contra las ciudades: violación palmaria de las Convenciones de Ginebra

Global Policy Forum/IraqSolidaridad

“[…] Cuando identificamos positivamente un blanco enemigo vamos directamente a eliminarlo con todos los medios disponibles. Me gustaría recordar lo que Viscount Slim dijo durante la campaña de Birmania: ‘[…] Usamos un mazo para aplastar una nuez’. Y esto es exactamente lo que haremos. Utilizaremos la fuerza, el poder aplastante del combate, cuando sea necesario.”

Charles H. Swannack Jr., general de división estadounidense. [1]

La Coalición [de tropas de ocupación] liderada por EEUU ha utilizado una fuerza militar aplastante para atacar las ciudades iraquíes en zonas en las que había “bastiones resistentes”. Las ofensivas, que implicaron ataques aéreos y terrestres y ataques con blindados, han tenido como resultado el desplazamiento de cientos de miles de personas, muchas bajas civiles y una destrucción colosal de la infraestructura material urbana que han dejado las ciudades, como mínimo, parcialmente inhabitables. Además de las dos ofensivas contra Faluya en abril y noviembre de 2004, bien conocidas, hubo ataques contra un número de ciudades entre las que se incluye Nayaf (abril y agosto de 2004), Tal Afar (septiembre de 2004 y septiembre de 2005), Samarra (octubre de 2004 y marzo de 2006), al-Qaim (abril-mayo de 2005), Hadiza (mayo de 2005), y Ramadi (junio-julio de 2006). Estas operaciones han afectado a más de un millón de personas [2] y han violado palmariamente numerosos artículos de las Convenciones de Ginebra.

El preludio: ciudades acordonadas y toques de queda

Como preparación de las inminentes operaciones militares, habitualmente las fuerzas de la Coalición rodeaban las zonas seleccionadas con sacos terreros y barricadas de tierra, así como con barreras de alambre de espino para controlar todas las entradas y salidas. En operaciones generalizadas, en las que se despliegan miles de soldados con helicópteros y vehículos de estructura blindada, acordonaban las zonas y cerraban las carreteras y las calles e instaban controles de carreteras y puestos de control militar. En el caso de Tal Afar, las fuerzas atacantes construyeron un muro de tierra de casi dos metros y medio de altura y de más de 19 kilómetros de longitud que rodeaba toda la ciudad [3].

Los residentes asediados han sufrido registros exhaustivos en los controles militares para poder entrar y salir de las ciudades [4] y se les ha exigido llevar documentos de identidad específicos. En los controles militares han arrestado o detenido arbitrariamente a muchas personas, mientras que a otros se les ha denegado el paso por carecer de la documentación necesaria. “[…] Somos como pájaros enjaulados”, declaró a The New York Times un residente de Abú Hishma que se quejaba de las humillaciones sufridas [5].

En Faluya el ejército estadounidense impuso un estricto toque de queda que empezó inmediatamente después del asedio de noviembre de 2004 y que incluyó la restricción de movimiento dentro de la ciudad para todos los hombres menores de 45 años [6]. Toques de queda similares se impusieron en Ramadi, Tal Afar y en muchas otras ciudades. Naciones Unidas (NNUU) informó de que el cierre de carreteras y los toques de queda en Ramadi provocaron la subida de los precios y generaron una carencia de los suministros básicos a principios de julio de 2006, antes de que empezaran los principales ataques contra la ciudad [7]. El pueblo de Abú Hishma estuvo acordonado 15 horas al día lo que impidió que los residentes acudieran a rezar a la mezquita, perturbando gravemente la vida de muchas familias [8]. El ejército estadounidense disparaba de forma habitual contra cualquier persona o vehículo que se moviera tras el toque de queda [9].

Los soldados de la Coalición se hicieron con el control absoluto de todo los movimientos dentro y fuera de las ciudades, incluido el de todas las mercancías y suministros de agua, comida, medicinas y todo tipo de ayuda de urgencia. Esta estrategia de “acordonamiento” pretende aislar a los resistentes y demostrar a los civiles de a pie el alto precio por no cooperar con las fuerzas de la Coalición. Durante los primeros meses de la ocupación el teniente coronel Nathan Sassaman describió este enfoque de una manera bastante directa: “[…] Con una enorme dosis de miedo y violencia, y una gran cantidad de dinero para proyectos, creo que podemos convencer a esta gente de que estamos aquí para ayudarles” [10].

La evacuación forzosa y la población sitiada

Como preparación a los ataques, EEUU y sus aliados avisaba a la población civil de las inminentes operaciones militares apremiando a los residentes a dejar sus casas y a abandonar la zona urbana. El desplazamiento masivo consiguiente ha puesto en peligro a decenas e incluso a cientos de miles de civiles al salir repentinamente al campo sin agua, comida o cobijo. El desplazamiento también ha dado la excusa a los atacantes de que puesto que todos los no-combatientes han huido, el ataque dentro de la zona considerada objetivo [militar] está justificado [11]. En Tal Afar el ejército estadounidense advirtió a los residentes por medio de altavoces que tenían que evacuar mientras empezaban a bombardear el barrio de Sarai [12]. La mayoría de la población (el 80 por ciento según Jon Brain, corresponsal de la BBC en Bagdad [13]) finalmente huyó para escapar de los duros combates.

En muchos otros casos, proporciones similares de población urbana han abandonado sus casas y huido. Los más afortunados pudieron encontrar refugio con familiares que vivían fuera de la ciudad, pero la mayoría se vieron expuestos a condiciones extremadamente difíciles y al final se vieron obligados a permanecer en refugios y campamentos provisionales para los refugiados instalados por la Cruz Roja, NNUU u organizaciones de ayuda. En Faluya, una ciudad de unos 300.000 habitantes, más de 216.600 personas desplazadas han tenido que buscar refugio durante los meses de invierno en campamentos superpoblados con suministros de comida, agua y atención médica inadecuados [14]. Según la Sociedad del Creciente Rojo Iraquí (IRCS, en sus siglas en inglés) [15], quienes huyeron de al-Qaim, una ciudad de unos 150.000 habitantes, suponen un total de 100.000 personas. En Ramadi [capital de la provincia de al-Anbar] se calcula que en torno al 70 por ciento de la población de esta cuidad de 400.000 habitantes la abandonó antes del ataque estadounidense [16].

Aunque muchos han huido de las ciudades, un número significativo de personas se ha quedado en ellas: se calcula que 50.000 en Faluya [17] y más de 100.000 en Ramadi [18]. El ejército de la Coalición ha considerado que aquellas personas que se han quedado son resistentes o simpatizantes. Pero entre los que se quedan hay un gran número de civiles incapaces abandonar sus hogares o que no desean hacerlo, lo que incluye a las personas ancianas, enfermas y quienes tienen miedo.

Cortes de suministros de agua, comida y electricidad

La Coalición ha negado repetidamente el agua a los residentes de las ciudades iraquíes bajo asedio, incluyendo Faluya, Tal Afar y Samarra, lo que ha afectado a más de 750.000 civiles. [19]. El agua es la necesidad más básica porque los seres humanos sólo podemos sobrevivir muy poco tiempo sin ella. Muchas familias únicamente disponen de una cantidad limitada de agua almacenada para casos de urgencia y no pueden sobrevivir mucho tiempo después de que se corte el suministro central. Junto con el agua, la Coalición ha cortado la electricidad (que se puede utilizar para que funcionen los pozos locales) y también la comida y los suministros médicos. Se ha creado un "Estado de sitio" e impuesto una crisis humana a toda la población civil que permanece en las ciudades consideradas objetivos [militares].

Según The Washington Post [20], en septiembre de 2004 EEUU cortó el suministro de agua en Tal Afar “durante al menos tres días”. En octubre de 2004, The Independent informó de que “[…] las fuerzas dirigidas por EEUU cortaron la electricidad y el agua” en Samarra [21]. Y en noviembre de 2004, NNUU informó de un corte similar de los suministros vitales en Faluya “[…] que afectó directamente a los civiles (las aproximadamente 50.000 personas que permanecían entonces dentro [de la ciudad]) para las que el agua es una necesidad básica y un derecho humano fundamental” [22]. De nuevo según NNUU [23], Faluya estuvo sin productos de primera necesidad durante muchos días, e incluso la Coalición impidió que los ciudadanos desplazados en los campamentos de las afueras llevaran esos suministros. Más recientemente NNUU informó de que a principios de julio de 2006 el ejército estadounidense impuso un “bloqueo total” a Rutba [ciudad situada a menos de 100 kilómetros de la frontera jordana] “[…] durante aproximadamente cuatro días”, seguido de los subsiguientes bloqueos “intermitentes” [24].

Estos métodos parecen formar parte de una deliberada política de castigo colectivo con el objetivo de obligar a los civiles a irse y de presionarlos para que se vuelvan contra los combatientes resistentes [25]. En algunos casos la Coalición ha utilizado abiertamente el asedio como un instrumento de negociación. Según se informa, en Ramadi el ejército estadounidense y la Guardia Nacional iraquí dijeron a los residentes que no volverían a tener agua, electricidad, teléfono ni otros servicios a menos que entregaran a “los terroristas” [26]. Según el teniente coronel Hassan al-Medan, portavoz iraquí de la operación en Nayaf, “[…] si permitimos la entrada de comida y medicinas en la ciudad lo que estamos haciendo es alimentar a los resistentes” [27], y ello a pesar de los miles de civiles que todavía estaban en la zona.

En marzo de 2005, Jean Ziegler, el relator especial de NNUU sobre el Derecho al Alimento, denunció tales prácticas en su informe anual para la Comisión de Derechos Humanos [28]. Posteriormente una rueda de prensa Ziegler afirmó que “[…] las fuerzas ocupantes de la Coalición están utilizando el hambre y la privación de agua como arma de guerra contra la población civil”, lo que catalogó de “[…] una violación flagrante del derecho humanitario internacional” [29].

Cierre informativo

Antes de los principales ataques, los mandos de la Coalición han impedido que los periodistas entraran en las ciudades elegidas. Durante la batalla, y normalmente mucho tiempo después, se ha prohibido la presencia de todos los trabajadores de los medios de comunicación no empotrados en las fuerzas estadounidenses. A veces incluso se ha negado el acceso a los medios de comunicación empotrados. Esto da a la Coalición un control casi total de lo que percibe el público internacional sobre lo que está ocurriendo en el campo de batalla.

Antes de las operaciones militares estadounidenses en Nayaf, en agosto de 2004, la policía iraquí rodeó el hotel en el que estaban alojados los periodistas, les ordenó que abandonaran la ciudad y amenazó a quienes no acataran la orden [30]. Mientras declaraban que la prohibición se debía a la preocupación por la seguridad de los periodistas, los oficiales de policía afirmaron que confiscarían todos los teléfonos móviles y las cámaras [31]. En Faluya, los militares estadounidenses prohibieron la presencia en la ciudad de todos los periodistas no empotrados. Se ha mencionado en informes que arrestaron a equipos de periodistas y de cámaras y que, sin explicación alguna, se les confiscó su equipo antes de ser liberados sin cargos [32].

Periodistas sin Fronteras, refiriéndose a Nayaf, condenó, "[…] la totalmente inaceptable imposición de un bloqueo informativo" e insistió en que “[…] la presencia de periodistas en el lugar es indispensable, ya que las peores atrocidades siempre se cometen en ausencia de testigos” [33].

Bombardeos generalizados

El ejército de la Coalición ha infligido a estas ciudades prologados e intensos bombardeos, por tierra y aire, que han destruido miles de casas, tiendas, mezquitas, clínicas y escuelas, e —inevitablemente— han matado y herido a muchos civiles. La estrategia de bombardeos generalizados e indiscriminados como avance de las ofensivas terrestres ha reducido el número de víctimas de la Coalición con un alto coste en vidas y heridos entre los residentes de las ciudades que permanecían en ellas [34].

El diario The Washington Post informó de que en Faluya un “[…] oficial, que hablaba a condición de hacerlo anónimamente, describió 12 horas de ataques nocturnos llevados acabo por helicópteros estadounidenses, cazabombarderos, artillería de tierra y tanques como ‘operaciones de modelaje’. Los mandos militares utilizan el término como síntesis de ‘preparación del campo de batalla’, operaciones de combate que tienen el objetivo específico de eliminar cualquier punto fuerte enemigo antes de un ataque” [35]. En el segundo ataque a Faluya los ataques aéreos empezaron el 15 de octubre, el primer día del mes sagrado de Ramadán para los musulmanes, y continuaron durante tres semanas antes del asalto del 7 de noviembre. En Nayaf, marines estadounidenses bombardearon el cementerio [situado] cerca del famoso santuario del imán Alí así como gran parte del centro de la ciudad en un ataque generalizado respaldado por aviones y tanques. En Ramadi, el ejército estadounidense llevó a cabo bombardeos intensivos que tenían como objetivo las centrales eléctricas de la ciudad, las instalaciones de tratamiento de aguas y las cañerías de agua, lo que dejó muchas casas destruidas y ningún servicio civil en funcionamiento [36].

Los bombardeos del ejército estadounidense destruyeron enormes zonas de las ciudades. Las informaciones hablaban de zonas arrasadas de varias manzanas. “[…] Quienes han sido testigos de los aviones estadounidenses que disparaban misiles contra edificios de vecinos atestados de gente en Medina as-Sáder [en Bagdad] y han visto la carnicería resultante de ello, consideran con profundo escepticismo las afirmaciones de ‘ataques de precisión’,” comento el periódico londinense The Independent [37].

Los ataques aéreos y los bombardeos de artillería son típicamente indiscriminados. Según un estudio de Iraq Body Count sobre la letalidad de los diferentes tipos de armas, los ataques aéreos han sido los causantes de la mayor proporción de niños muertos [38]. Además de bombardeos generalizados con potentes explosivos hay pruebas claras del uso de armas indiscriminadas y especialmente dañinas en estos despiadados ataques a las ciudades [39].

Vista de una calle de la ciudad de Faluya tras el asalto de EEUU de noviembre de 2004. El 70% de la ciudad fue destruido

Ataques urbanos, francotiradores y registros violentos

Tras los bombardeos generalizados las fuerzas armadas irrumpen en las ciudades con columnas de tanques y otros vehículos blindados. El fuego pesado de los tanques explosiona en muchas estructuras y aumenta la desolación urbana.

Los soldados se apoderan de los edificios que quedan en pie y llevan a cabo registros casa por casa. A menudo, para entrar en las viviendas utilizan métodos violentos tales como colocar explosivos o derribar parte de la pared frontal con vehículos militares [40].

Cada vez más, el ejército estadounidense ha contado con francotiradores para respaldar las patrullas de infantería. Aunque los mandos retratan a los francotiradores como un método de alta tecnología para evitar víctimas civiles, de hecho los equipos de francotiradores disparan con frecuencia contra cualquiera que se mueva por las calles, los jardines o incluso dentro de los edificios. En las ciudades asediadas tratan a todo el mundo como un enemigo. Utilizando gafas nocturnas y visores especiales de alta potencia, los francotiradores disparan a cualquier objeto que se mueva, que podría ser un civil que sale a la búsqueda desesperada de agua o de comida, un médico, que escapa de un edificio que se derrumba o que intenta abandonar la ciudad.

Durante el asedio de Faluya de abril de 2004, el The Guardian informó de que francotiradores estadounidenses habían disparado contra una anciana que llevaba una bandera blanca, así como contra una ambulancia y un trabajador sanitario que iba andando a entregar suministros médicos [41]. NNUU informó de que en agosto de 2006 francotiradores en Ramadi dispararon a trece civiles que habían roto el toque de queda, de los cuales mataron a seis e hirieron a siete sólo en un barrio [42].

Ataques a hospitales y bloqueo de ayuda humanitaria

Durante las ofensivas urbanas los soldados de la Coalición tomaban como objetivo las instalaciones médicas y repetidamente destruyeron y confiscaron ambulancias, haciendo casi imposible la atención de las urgencias. En Faluya, en un ataque aéreo generalizado, las tropas estadounidenses “[…] destruyeron un hospital civil, tomaron el hospital principal y prohibieron la utilización de las ambulancias” [43]. Detuvieron a todo el personal médico y desalojaron a los pacientes del hospital. De forma similar, cuando EEUU preparaba el lanzamiento de un importante ataque contra Nayaf, tomaron el Hospital al-Hakim “[…] como base militar de la Coalición, de acceso prohibido a los civiles” [44]. En el verano de 2006, el ejército de la Coalición hizo lo mismo en Ramadi cuando tomaron el Hospital General de la ciudad, con lo que pusieron en peligro a los enfermos e hicieron imposible la atención sanitaria [45]. Según NNUU, el 5 de julio los soldados se hicieron con el Hospital de Especialidades de la ciudad y lo tomaron durante más de una semana, hasta el 13 de julio cuando se retiraron, pero dejaron dentro una patrulla [46]. Otros informes de NNUU hablaban de francotiradores de la Coalición situados en el tejado del Hospital General de Ramadi, de soldados acuartelados en el jardín del hospital y de residentes asustados que evitaban totalmente el hospital [47]. En Tal Afar, NNUU informó de que el hospital de la ciudad fue ocupado durante seis meses [48].

El ejército de la Coalición bloqueó el acceso de los convoyes de ayuda humanitaria y médica que trataban de entrar en las ciudades, con lo que obstruían la ayuda de las agencias humanitarias que intentaban evaluar las necesidades, entregar suministros de ayuda médica y llevar ayuda urgente a la población [49]. En marzo de 2006, en Samarra los soldados estadounidenses obligaron a los convoyes de ayuda del Creciente Rojo Iraquí a regresar, dejando a cientos de familias, incluyendo niños, sin ayuda médica y sin provisiones esenciales [50].

Falah al-Mahani, máximo responsable sanitario de Nayaf, informó de que el ataque estaba provocando “[…] una verdadera catástrofe” a los servicios sanitarios locales. “[…] Se impide que las ambulancias lleguen hasta los heridos", afirmó. “Nuestro personal no puede llegar a sus hospitales. Estamos paralizados” [51]. Como consecuencia de ello ha muerto una mayor proporción de civiles heridos o con daños graves que si hubiera sido posible proporcionarles atención médica.

Víctimas civiles

Las operaciones militares dirigidas por EEUU en zonas pobladas han ocasionado decenas de muertes y heridos civiles. Los muertos se han producido por explosiones de artillería, edificios derrumbados, incendios, disparos de los francotiradores y por otras muchas consecuencias de los ataques. Aunque el ejército de la Coalición afirma que la mayoría de los muertos en los ataques son hombres en edad militar, muchos testigos y otras versiones informan de que muchas, si no la mayoría, de las víctimas en estas operaciones han sido mujeres, niños y ancianos. Un informe de UNAMI de 2005 concluía: “[…] NNUU ha sido incapaz de obtener cifras precisas respecto a las pérdidas de [vidas] civiles tras estas operaciones, pero informes recibidos de organizaciones de la sociedad civil, fuentes médicas y otros observadores indican que son numerosas e incluyen mujeres y niños” [52].

Durante la primera semana del ataque a Faluya de abril de 2004, Rafie al-Issawi, director del Hospital General de la ciudad, informó de que habían muerto más de 600 personas, la mayoría mujeres, niños y ancianos [53]. También en Nayaf, “[…] el número total de muertos fue de 570 y [hubo] 785 heridos. Estas cifras se obtuvieron de los hospitales locales y no incluyen los cuerpos enterrados en las casas o en cualquier otra parte durante los ataques” [54]. Utilizando cifras de los dirigentes tribales, del personal médico y de testigos locales, el Washington Post calculó que la “Operación Cortina de Acero”, ofensiva estadounidense de noviembre de 2005, incluyó bombardeos que mataron a 97 civiles en Husaybah, 40 en al-Qaim, 18 niños en Ramadi y muchos más en otras ciudades y pueblos [55].

Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por el creciente número de víctimas civiles debido a la extrema violencia de las operaciones estadounidenses contra la resistencia [56]. La creciente utilización de ataques aéreos, que se quintuplicaron en 2005, ha aumentado enormemente la probabilidad de muertos civiles en las batallas de las zonas urbanas [57].

Destrucción generalizada

Los duros combates han llevado a una espantosa destrucción en las ciudades sometidas a los ataques lo que incluye los lugares históricos y religiosos, así como la destrucción de los sistemas de agua, electricidad y aguas residuales. El ejército dirigido por EEUU ha bombardeado e incluso demolido muchos edificios, bien como parte de las ofensivas o bien como represalia contra civiles que no daban información sobre resistentes [58].

En Faluya, la operación Furia Fantasma dejó la ciudad en ruinas, como una “ciudad fantasma”. El Centro de Estudios para los Derechos Humanos y la Democracia, una ONG con sede en Faluya, informa que la ofensiva destruyó alrededor de un 70 por ciento de los edificios, casas y tiendas [59]. Qassim Daoud, ministro de Estado, en una conferencia de prensa sobre la magnitud de la destrucción en Nayaf, afirmó “[…] Es horrible y es difícil saber por dónde empezar” [60]. Altos cargos en Nayaf manifestaron a IRIN que “[…] en el combate se destruyeron un total de 72 tiendas, 50 hoteles, 90 casas, tres escuelas y docenas de coches” [61]. Asimismo afirmaron que “[…] también hubo una destrucción generalizada de la antigua zona histórica de la ciudad, parte de la cual es imposible reconstruir” [62].

En la operación de Ramadi en 2006, “[…] en vez de seguir luchando por el centro de la ciudad o de reconstruirlo”, informa el New York Times, el ejército de la Coalición “[…] se va a deshacer de él o al menos de gran parte de él” [63]. El periódico del Departamento de defensa estadounidense Stars and Stripes [Barras y Estrellas] informa de que al menos arrasaron ocho manzanas de edificios de pisos. “[…] Estamos acostumbrados a derribar paredes, puertas y ventanas, pero ocho manzanas de edificios de pisos una ciudad es algo nuevo para nosotros” [64], admite el marine teniente primero Ben Klay, que participó en los trabajos de demolición en Ramadi.

Con los sistemas de electricidad, agua y aguas residuales sin funcionar, y la generalidad de los edificios en ruinas, la mayoría de estas ciudades continuarán siendo sólo parcialmente habitables durante mucho tiempo, a pesar de los anunciados —pero en su mayoría no llevados a cabo— programas de reconstrucción.

Operaciones militares, ¿“conjuntas”?

Los mandos estadounidenses han definido cada vez más las operaciones militares contra las ciudades iraquíes como operaciones conjuntas entre EEUU y las fuerzas iraquíes. Esto parece ser un intento de hacer más aceptables ante la opinión pública iraquí e internacional los asedios a las ciudades. Oficialmente los soldados estadounidenses sólo “respaldan” a las fuerzas iraquíes o se dice que ambos llevan a cabo las operaciones conjuntas. Sin embargo, los observadores afirman que EEUU toma siempre la iniciativa.

De hecho, las autoridades gubernamentales iraquíes a menudo han sido críticas con las operaciones y han condenado la conducta del ejército estadounidense. En agosto de 2004, tras una semana de duros combates, Ibrahim al-Jaafari, vicepresidente provisional de Iraq hizo“[…] un llamamiento a que las fuerzas multinacionales abandonen Nayaf y a que sólo permanezca allí el ejército iraquí” [65]. Jawdat Kadhim Najam al-Quraishi, vice-gobernador de Nayaf, seguido por 16 de los 30 miembros del Consejo Provincial de Nayaf, dimitió en protesta por el ataque [66].

En el caso de Faluya, los ánimos en Iraq están encendidos y varios miembros del Consejo de Gobierno de Iraq criticaron los ataques y amenazaron con dimitir si el mando estadounidense no detenía la operación. Adnan Pachachi, un destacado miembro del Consejo de Gobierno de Iraq, calificó la operación de “[…] ilegal y totalmente inaceptable” [67]. Ghazi Yawar otro destacado miembro [del Consejo], afirmó: “[…] Cómo puede una superpotencia como EEUU ponerse en estado de guerra contra una pequeña ciudad como Faluya. Esto es genocidio” [68].

En agosto de 2006, en unas declaraciones en la televisión estatal Nouri al-Maliki, primer ministro de Iraq, criticó duramente los ataques iraqo–estadounidenses [el barrio de] Ciudad Sadr de Bagdad y afirmó que estas operaciones “[…] violan los derechos de los ciudadanos”. “[…] En estas operaciones se utilizan armas que son excesivas —como el uso de aviones— para detener a alguien”, afirmó antes de pedir disculpas al pueblo iraquí. Prometió que “[…] no volvería a ocurrir” [69].

Estas declaraciones públicas indican graves diferencias entre los políticos iraquíes y los mandos militares estadounidenses, y demuestran el poco control que el gobierno soberano y electo iraquí tiene sobre estas ofensivas. La postura oficial iraquí no ha impedido que el ejército estadounidense continúe con estas campañas.

Conclusión

Antes del ataque de noviembre de 2004 a Faluya, Kofi Annan, secretario general de NNUU, escribió al presidente Bush y al primer ministro Blair expresándoles su “[…] particular preocupación por la seguridad y la protección de los civiles”. Continuaba: “[…] Al parecer los combates están teniendo lugar en zonas urbanas densamente pobladas con un riesgo evidente de víctimas civiles...” [70]. Poco tiempo después, mientras todavía continuaba el asedio a Faluya, Louise Arbour, la Alta Comisionada de NNUU para los Derechos Humanos, pidió una investigación sobre posibles crímenes de guerra [71]. EEUU y sus socios ignoraron estas advertencias acerca del riesgo para los civiles y de crímenes de guerra. Siguieron con los ataques contra estos y otros centros de población iraquíes.

El derecho internacional establece pautas claras sobre la forma de llevar a cabo las operaciones militares. Las Convenciones de Ginebra prohíben los ataques que no distingan claramente entre objetivos militares y civiles, o que tengan un impacto desproporcionado sobre los civiles. Las operaciones militares de la Coalición han violado de forma manifiesta estas leyes, con los desplazamientos masivos de la población, los asesinatos indiscriminados de civiles y la destrucción a gran escala de viviendas y de infraestructura urbana, lo que incluye edificios históricos y lugares de culto. Las fuerzas de la Coalición han ido más allá con la violación de disposiciones de las convenciones, al atacar deliberadamente hospitales, impedir la ayuda médica de urgencia y bloquear la entrega de la ayuda humanitaria. En una violación más grave de la prohibición de “tácticas de asedio” han privado a los civiles de comida, agua, electricidad, suministros médicos y servicios esenciales. Tales prácticas han infligido un castigo colectivo a los iraquíes. Tomadas en su conjunto representan una grave violación del derecho humanitario internacional.

Notas de los autores y de IraqSolidaridad:

1. General de división Charles H. Swannack Jr., comandante de la 82º División Aerotransportada, Órdenes de las operaciones especiales desde Bagdad, 18 de noviembre de 2003. 2. La población de las ciudades nombradas antes de los ataques asciende a aproximadamente dos millones de personas. Esto no incluye otros objetivos urbanos, especialmente el muy populoso barrio de Ciudad as-Sáder de Bagdad que ha sufrido varios ataques, incluyendo una importante operación en agosto-septiembre de 2004. Sobre las operaciones contra las ciudades de la provincia de al-Anbar léanse las crónicas de Imán Jamás de 2004 a 2006 en IraqSolidaridad: Imán A. Jamás: Crónicas de Iraq y Documentos 2006. Sobre recientes ataques en Bagdad, véase: Nota Informativa de la CEOSI: Al menos 22 muertos y 105 heridos en los ataques contra el barrio de Adamiya, en Bagdad . 3. Sobre el cierre de ciudades iraquíes entre muros, véase en IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Tras Samarra, Tal Afar, Siniya y Mosul, es la quinta ciudad iraquí asediada por muros por las fuerzas de ocupación y recientemente en Bagdad: Nota Informativa de la CEOSI: EEUU cercará con muros 10 distritos de Bagdad . 4. American Friends Service Committee, The Price of Forgetting, 20 de enero de 2005. 5. Dexter Wilkins, “Tough New Tactics by US Tighten Grip on Iraq Towns”, The New York Times, 7 de diciembre de 2003. 6. NNUU, Emergency Working Group, Fallujah Crisis, “Update Note”, 11 de noviembre de 2004. 7. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 12. Los informes de UNAMI, bimensuales, son parcialmente traducidos y editados en IraqSolidaridad. 8. Dexter Wilkins, op. cit. 9. Véase por ejemplo: B. Dominick, “In Faluyah, US Declares War on Hospitals, Ambulances”, New Standard, 12 de noviembre de 2004. 10. Citado en Dexter Wilkins, op. cit. 11. Según el manual de campo del ejército estadounidense FM 6-20, una zona de ataque libre es “[…] una zona específicamente designada en la que se puede disparar cualquier tipo de arma sin coordinación adicional con el cuartel general establecido”. El término se ha extendido para incluir en general una zona de combate en la que toda persona no identificada se considera un enemigo combatiente, o zonas en las que los soldados pueden disparar contra cualquiera que se mueva después del toque de queda, sin asegurarse primero que es enemigo. 12. Jonathan Finer, “US Forces Chase Ghost Fighters Amid Iraqis”, The Washington Post, 9 de septiembre de 2005. 13. Citado en “Iraq to Clear ‘Insurgent Town’”, BBC, 9 de septiembre de 2005. 14. NNUU, Emergency Working Group, Fallujah Crisis, 19 de diciembre de 2004. 15. Según se cita en “Iraq: Displaced in the West Need More”, Red Integrada de Información Regional de NNUU, 16 de noviembre 2005. 16. Yasin al-Dulaimi y Daud Salman, Ramadi: Mass Exodus Amid Rising Tensions, Informe del Instituto para la Guerra y la Paz, 15 de junio de 2006. 17. NNUU, Emergency Working Group, Fallujah Crisis, “Update Note”, 11 de noviembre de 2004 y 13 de noviembre de 2004. 18. Yasin al-Dulaimi y Daud Salman, Ramadi: Mass Exodus Amid Rising Tensions, Informe del Instituto para la Guerra y la Paz, 15 de junio de 2006. 19. Daniel O’Huiginn y Alison Klevnas: Denial of Water to Iraqi Cities, Cambridge Solidarity with Iraq, noviembre de 2004. 20. Steve Fainaru, “After Recapturing N. Iraqi City, Rebuilding Starts from Scratch”, The Washington Post, 19 de septiembre de 2004. 21. Ken Sengupta, “Onslaught in Samarra Escalates in 'Dress Rehearsal' for Major US Assault on Rebels'”, The Independent, 3 de octubre de 2004. 22. NNUU, Emergency Working Group , Fallujah Crisis, “Update Note”; NNUU, Emergency Working Group , Fallujah Crisis, “Update Note”, 11 de noviembre de 2004 y 13 de noviembre de 2004. 23. A 22 de noviembre de 2004, “[…] el agua permanece cortada y el sistema de distribución de electricidad no se ha reanudado ni en Faluya ni en la zona del Programa de Desarrollo de Iraq”, NNUU, Emergency Working Group, Fallujah Crisis, “Update Note”, 22 de noviembre de 2004. 24. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 12. 25. Daniel O’Huiginn y Alison Klevnas, op. cit. 26. Dahr Jamail, “Faluyah Delux”, ZNet, 15 de junio de 2006. 27. Según se cita en “Urgent Aid Required as Displacement Increases in Talafar”, Red Integrada de Información Regional de NNUU, 14 de septiembre de 2004. 28. NNUU, Informe del Relator Especial sobre el Derecho a los alimentos, Jean Ziegler, a la Comisión de Derechos Humanos, 24 de enero de 2005, Documento E/CN.4/2005/47. 29. “UN Food Envoy Says Coalition Breaking Law in Iraq”, Reuters, 14 de octubre de 2005. 30. Adrian Blomfield, “Police Fire at Reporters as US Tanks Roll Up To Shrine” The Telegraph, 16 de agosto de 2004. 31. “Iraq Evicts Reporters from Nayaf”, Associated Press, 16 de agosto de 2004. 32. Periodistas sin Fronteras, Informe Anual 2004. 33. Periodistas sin Fronteras, New Blackout in Nayaf Deplored, 15 de agosto de 2004. 34. Amnistía Internacional, Iraq: Civilians under FIRE, abril de 2003. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: El número de ataques aéreos en Iraq se ha cuadruplicado en los últimos meses . 35. Karl Vick, “Faluyah Strikes Herald Possible Attack”, The Washington Post, 16 de octubre de 2004. 36. Brian Conley, “Ramadi Becomes Another Fallujah”, Inter Press Service, 5 de junio de 2006. 37. Ken Sengupta, op. cit. 38. Iraq Body Count, A Dossier on Civilian Casualties in Iraq (2003-2005). 39. Véase el capítulo [de este informe] sobre armas indiscriminadas y especialmente dañinas. 40. Organización Mundial de la Salud, Detailed Situation Report in Talafar, 19 de agosto de 2005. 41. Jo Wilding, “Getting Aid Past US Snipers Is Impossible”, The Guardian, 17 de abril de 2004. 42. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 13. El distrito era al-Eakan al-Jadida. 43. Brian Dominick, “In Faluyah, US Declares War on Hospitals, Ambulances”, New Standard, 12 de noviembre de 2004. Véase en IraqSolidaridad: Faluya (I): Visita al Hospital General La delegación de la CEOSI se entrevista con su director y entrega una primera partida de ayuda sanitaria. 44. Scott Baldauf, “The Battle of Najaf”, Christian Science Monitor, 9 de agosto de 2004. 45. Antonio Castaneda, “US Marines Take Over Iraq Hospital”, Associated Press, 6 de julio de 2006. 46. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 12. 47. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de noviembre-31 de diciembre de 2006, p. 27. 48. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de julio-31 de agosto de 2006, p. 5. 49. Véase, por ejemplo, Medical Need Massive in Faluyah, Red Crescent, Red Integrada de Información Regional de NNUU (10 de noviembre de 2004) “‘Tenemos provisiones y personas que desean ayudar. La gente está muriéndose debido a la escasez de material médico y de otras privaciones como agua y comida, pero tenemos que ver como mueren porque el ejército estadounidense no nos deja pasar’, añade al-Abadi [portavoz de la Sociedad del Creciente Rojo de Iraq SCRI].” 50. Aid Agencies Unable to Enter Samarra, Red Integrada de Información Regional de NNUU, 22 de marzo de 2006. 51. Citado en Chris Shumway, “More Reports of US War Crimes in Nayaf as Major Assault Looms”, The New Standard, 11 de agosto de 2004. 52. UNAMI, Informe sobre Derechos Humanos, 1 de septiembre – 31 de octubre de 2005. 53. Abdul-Qader Saadi, “Faluyah Death Toll for Week More than 600”, Associated Press, 12 de abril de 2004. 54. Cost of Iraq Reconstruction Calculated, Red Integrada de Información Regional de NNUU, 8 de septiembre de 2004. 55. Ellen Knickmeyer, “US Airstrikes Take Toll on Civilians”, The Washington Post, 24 de diciembre de 2005. 56. Véase, por ejemplo, Amnistía Internacional, Iraq: End Bloodshed and Killing of Children, 1 de octubre de 2004. 57. Ellen Knickmeyer, op. cit. 58. Véase, por ejemplo, Patrick Cockburn, “US Soldiers Bulldoze Farmers' Crops”, The Independent, 12 de octubre de 2003. 59. Citado en Dahr Jamail y Ali Fadhil, “Rebuilding? Not for Faluyah”, Inter Press Service, 25 de junio de 2006. 60. Clean-up Process Starts in Nayaf Following Fighting, Red Integrada de Información Regional de NNUU, 31 de agosto de 2004. 61. Cost of Iraq Reconstruction Calculated, Red Integrada de Información Regional de NNUU. 8 de septiembre de 2004. 62. Ibíd. 63. Dexter Wilkins: “In Ramadi, Fetid Quarters and Unrelenting Battles”, The New York Times, 5 de julio de 2006. 64. Monte Morin, “US Troops Razing Ramadi Buildings to Renew Security”, Stars and Stripes, 2 de septiembre de 2006. 65. Citado en Maher Mohammad, “Iraq Urges US Troops to Leave Nayaf”, Reuters, 11 de agosto de 2004. 66. “Nayaf Officials Quit in Protest”, al-Jazeera, 13 de agosto de 2004. 67. “Iraqi Governing Council Members Denounce US Action”, Radio Free Europe, 9 de abril de 2004. 68. “Governing Council Blasts Faluyah ‘Genocide’”, Financial Times, 10 de abril de 2004. 69. Citado en Qassim Abdul-Zahra, “Iraq PM Criticizes US-Led Attack”, Associated Press, 7 de agosto de 2006. 70. “Kofi Annan’s Letter: Faluyah Warning”, BBC, 6 de noviembre de 2004. 71. Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, declaración leída por José Luis Dias, portavoz, en la habitual conferencia de prensa celebrada en la oficina de NNUU en Ginebra, 16 de noviembre de 2004.

Global Policy Forum (www.globalpolicy.org), marzo de 2007
IraqSolidaridad (
http://www.iraqsolidaridad.org/), 14 de mayo de 2007
Traducido del inglés para IraqSolidaridad por Beatriz Morales Bastos

Bush, orgulloso de haber "dirigido la libertad de Irak"

Bush, orgulloso de haber "dirigido la libertad de Irak"
AFP , DPA , REUTERS/ La Jornada

El presidente Georgw W. Bush dijo hoy estar orgulloso de haber dirigido "el avance de la libertad" en Irak y Afganistán, mientras que el vicepresidente estadunidense, Dick Cheney, y el jefe del gobierno iraní, Mahmud Ahmadinejad, realizan por separado una activa campaña diplomática en la península arábiga, cuya temática central es la ocupación de Irak.

Al final de la jornada, Estados Unidos e Irán informaron que representantes de los dos gobiernos sostendrán reuniones "en las próximas semanas" para discutir la situación en el país invadido, apenas dos semanas después de que la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el canciller Manuchehr Mottaki tuvieron un "encuentro casual" al margen de una conferencia especial para buscar soluciones a la problemática en Irak.

La celebración del encuentro representaría un avance en el cumplimiento de las recomendaciones hechas por una comisión especial encabezada por el ex secretario de Estado James Baker y el ex legislador estadunidense, Lee Hamilton, quienes a principios de año propusieron un diálogo directo con Irán y más activismo diplomático en Medio Oriente, a fin de atenuar los conflictos regionales.

Irán y Estados Unidos rompieron relaciones en 1979, luego del ascenso del gobierno revolucionario islámico.

Después de una visita a Jamestown, el primer asentamiento británico en América, que data de hace 400 años, Bush -inspirado en su recorrido turístico- dijo a periodistas que "el avance de la libertad es el asunto más importante de nuestro tiempo, y nuevos capítulos se escribirán cada día, desde Georgia hasta Ucrania, desde Kirguistán a Líbano, Afganistán e Irak".

Al tiempo que Bush visitaba Jamestown, Cheney concluía en El Cairo una entrevista con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en la quinta y última escala de una gira por Medio Oriente.

Según un despacho de la agencia egipcia Mena, Mubarak sugirió a Cheney que las tropas estadunidenses en Irak deben permanecer hasta que las fuerzas armadas iraquíes sean capaces de garantizar la seguridad en su territorio.

La gira de Cheney, que concluye este lunes en Jordania, inició el miércoles en Irak e incluyó también una escala en los Emiratos Arabes Unidos, adonde viajó este domingo Ahmadinejad, quien realiza la primera visita de un mandatario iraní a Abu Dhabi desde 1971.

viernes, 11 de mayo de 2007

Más de 10.000 mujeres iraquíes encarceladas y violadas por las fuerzas de ocupación y de policía

¡Gracias a los liberadores de la mujer iraquí!
Más de 10.000 mujeres iraquíes encarceladas y violadas por las fuerzas de ocupación y de policía

Mohamed Adham
Tunisitri.net

Traducido del francés para Rebelión por Germán Leyens

El Secretario General de la Unión de Prisioneros y Detenidos Políticos en Iraq, Mohamed Adham, declaró “que los casos de violación de Abir Janabi y de Sabrine Chamari, revelados recientemente, no representan más de un 1% de los crímenes de ese género perpetrados contra las mujeres en las prisiones,” y agregó que “numerosas detenidas son mantenidas en la prisión, a pesar de los fallos pronunciados por los tribunales, para servir de carne fresca a los agentes de policía y a las milicias sectarias.”

En su declaración al periódico Al Khalij, Mohamed Adham agrega: “jamás en las guerras conocidas desde la edad media, se han registrado tantas violaciones y crímenes contra mujeres como durante esta guerra contra Iraq, y eso ha sido tanto por las fuerzas de ocupación como por los agentes de sus cuatro gobiernos fantoches. Estos últimos han resultado ser a veces más viles que sus amos.”

La sobrepoblación de las prisiones y de los lugares de detención de las iraquíes se encuentra a su más alto nivel. Ciertas prisiones, como la de Kadhimia o el campo secreto para mujeres y niños del aeropuerto de Mathna cerca de Bagdad, están llenas a reventar y son inadecuadas incluso si fueran a servir de corrales. Lo mismo sucede con el campo de Shikhan, en el gobernorado de Mosul y en numerosas otras prisiones en el sur. En muchos casos, las salas de mujeres y las para hombres están sólo separadas por cortinas.

Mohamed Adham también reveló que el SIDA ha progresado peligrosamente entre las mujeres detenidas. La dirección de la salud en Nadjaf publicó recientemente un informe en el que “alerta sobre la progresión rápida y grave de esta enfermedad desde la ocupación de Iraq por las tropas anglo-estadounidenses.”

Hablando de la cantidad de mujeres que han sido detenidas desde la ocupación estadounidense en 2003, el secretario general de la Unión declaró que “los cálculos de los organismos internacionales, los informes de las asociaciones de derechos humanos y los del Centro nacional de investigaciones y estudios árabes, coinciden con nuestros propios cálculos sobre “la cantidad de 10.000 mujeres que han sido encarceladas en los últimos cuatro años.”

Recordó, para terminar, que todos estos crímenes cometidos contra los iraquíes “son imprescriptibles en cuanto al derecho internacional y que los criminales y los responsables deberían ser juzgados por tribunales internacionales por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.”

http://www.iraqirabita.org/index3.php?do=article&id=8087/

Traducido del árabe al francés por Ahmed Manai.

http://tunisitri.net/lette-appel/appel25.html

EEUU registró en abril el mayor número de bajas en seis meses y Reino Unido desde enero de 2005

Grupos islamistas de la resistencia iraquí critican públicamente a Al-Qaeda
EEUU registró en abril el mayor número de bajas en seis meses y Reino Unido desde enero de 2005

Carlos Varea
IraqSolidaridad

Según datos oficiales del Pentágono [1], EEUU ha perdido en combate 96 soldados en abril, una media de más de tres bajas mortales al día, además de otros ocho por “causas no hostiles”. Este balance sitúa este mes como el de mayor número de bajas en combate durante 2007, el sexto mes más sangriento para EEUU desde el inicio de la ocupación de Iraq y el de más alto coste humano desde octubre de 2006, mes en el que murieron 99 soldados estadounidenses en ataques o enfrentamientos con la resistencia. Comparativamente, un año atrás la cifra de militares estadounidenses muertos en combate en abril fue de 65 soldados, 1,5 veces menor a la cifra de abril de 2007.

Además de un soldado polaco, otros 10 soldados británicos murieron asimismo en abril por ataques producidos en el sur de Iraq, siendo esta la cifra más alta de bajas en acción de Reino Unido desde enero de 2005.

Según el Pentágono, casi el 70% de las bajas estadounidenses se deben a las denominadas “bombas de fabricación casera”, los IED (en sus siglas en inglés), que la resistencia hace estallar al paso de convoyes y patrullas militares. El número de ataques con este tipo de artefactos se ha duplicado en el transcurso del último año hasta una media mensual de 1.200 [2].

En los últimos meses, la resistencia iraquí está empleando en sus ataques una nueva modalidad de explosivos que los militares estadounidenses han bautizado como “Explosively formed penetrators” (EFP) diseñados para aumentar su capacidad de penetrar los nuevos blindajes con los que están siendo provistos los vehículos militares estadounidenses en Iraq. Mandos y expertos militares han desestimado la consideración efectuada por portavoces del gobierno Bush de que este nuevo tipo de bombas estén siendo fabricadas en Irán [3]. Ciertamente, las formaciones del confesionalismo político shií vinculadas a Irán e integradas en las nuevas instituciones colaboracionistas no participan en la actividad armada contra la ocupación.

“Una tendencia consistente”

La resistencia iraquí ha conmemorado el aniversario de la caída de Bagdad manteniendo una actividad armada en alza constante desde hace al menos un año [4]. El general estadounidense Perry Wiggins, vicedirector de Operaciones de la Junta de Jefes de Estado Mayor, informó a comienzos de mayo de que 300 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes habían muerto en ataques de la resistencia en abril: “La Coalición [de tropas de ocupación] y las fuerzas de seguridad iraquíes son el objetivo principal de los ataques [de los grupos armados en Iraq]” [5]. El general Wiggins señaló que el incremento de bajas entre las tropas estadounidense responde a “[…] una tendencia consistente: la Coalición es el objetivo de dos de cada tres ataques [llevados a cabo en Iraq]”.

Desde el inicio del plan de seguridad para Bagdad, puesto en marcha por EEUU en febrero [6], los ataques contra las fuerzas estadounidenses y el número de sus bajas en combate en el área metropolitana de la capital se han incrementado, una tendencia que se ha mantenido en abril y en la primera semana de mayo. Sin embargo, las bajas mortales estadounidense siguen produciéndose en una amplia área de actuación de la resistencia, a la que ya se ha unido claramente el sur del país, pese a su control por las distintas milicias de las fuerzas colaboracionistas shiíes.

Con 173.000 soldados estadounidenses en Iraq, la cifra más alta desde el inicio de la ocupación del país, se espera un aumento aún mayor del número de bajas en los próximos meses, sobre todo si, como ya ha anunciado el presidente Bush, se destinan otros 35.000 efectivos adicionales a Bagdad a partir de agosto para contribuir a la tarea de intentar controlar la ciudad [7]. El sábado 6 de mayo, el general del Ejército Rick Lynch indicó: “Todos nosotros [mandos militares de EEUU en Iraq] creemos que en los próximos 90 días veremos probablemente un incremento de las bajas estadounidenses” [8]. “El enemigo domina el terreno: tiene oportunidades para realizar emboscadas y colocar sus trampas [explosivas]”, añadió Lynch.

Los datos de la primera semana de mayo respaldan este augurio; en los primeros seis días de este mes han muerto en combate 25 militares de EEUU, con jornadas que, como la del día 6 (10 militares estadounidenses y un británico muertos en varios ataques), se sitúan entre las más sangrientas desde el inicio de la ocupación de Iraq.

Resistencia y Al-Qaeda

La violencia sectaria e indiscriminada contra civiles, cuyo balance es difícil de establecer, ha continuado en abril. La cifra dada por el Pentágono para el mes de marzo se aproxima a las 3.000 personas, pero no distingue entre civiles y policías [9]. Naciones Unidas criticó el pasado mes la fiabilidad de los datos de víctimas civiles dadas por el gobierno de al-Maliki, rebajadas según el organismo.

Además, en abril se incrementaron los indicios de una divergencia cada vez mayor sobre el terreno entre Al-Qaeda y la resistencia iraquí, en concreto por parte de las formaciones armadas iraquíes de filiación islamista, que desean desvincularse abiertamente del uso referencial religioso y comunitario sunní al que recurre el denominado Estado Islámico de Al-Qaeda en Iraq para justificar sus atentados indiscriminados y sectarios. Nutrida esencialmente por combatientes extranjeros y de número muy limitado, según fuentes de la resistencia iraquí [10], Al-Qaeda recurre a los atentados suicidas indiscriminados para amplificar su presencia en Iraq. La focalización que los grandes medios de comunicación occidentales —radicados exclusivamente en Bagdad— realizan de estos ataques, permite a la Administración Bush identificar la resistencia iraquí con Al-Qaeda y a la lucha armada con el terrorismo sectario, pese a que la información de inteligencia de los militares estadounidenses desmienta tales afirmaciones.

El 5 de abril, el Ejército Islámico emitía un comunicado [11] de advertencia a Al-Qaeda en Iraq y a su líder Abu Umar al-Baghdadi en relación con los ataques contra civiles y contra otras organizaciones armadas iraquíes (un alto mando de la organización Brigadas de la Revolución de 1920 ha sido asesinado recientemente por Al-Qaeda en Iraq). En una entrevista posterior en la cadena al-Jazeera, un portavoz de esta organización reiteraba el contenido del comunicado.

Como un claro posicionamiento en el mismo sentido debe interpretarse la unificación de tres organizaciones islamistas de la resistencia iraquí: el mencionado Ejército Islámico, el Ejército de los Muuajidines y las Brigadas de Ansar al-Sunna, en el bautizado Frente para la Jijad y la Reforma en Iraq. En un comunicado emitido a comienzos de enero [12], la nueva organización reitera su rechazo al proceso político impuesto por los ocupantes y su compromiso con la lucha armada, pero limitada a las tropas de ocupación y a los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes.

Particularmente tensa es la situación en las provincias de Diyala y al-Anbar [13], al norte y oeste de la capital respectivamente, fuertes focos de resistencia en los que Al-Qaeda ha generado un gran descontento popular, lo que ha favorecido recientes acuerdos locales entre las fuerzas de ocupación estadounidenses y algunos líderes tribales para erradicar su presencia, acuerdos muy criticados por otros representantes comunitarios y por la propia resistencia.

Notas de IraqSolidaridad:

1. Véase: http://icasualties.org/oif/ 2. The Washington Post, 4 de mayo de 2007. 3. The Washington Post, 7 de mayo de 2007. 4. Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Con 173.000 soldados, EEUU alcanza la cifra más alta de tropas desde el inicio de la guerra. Ofensiva sin precedentes de la resistencia iraquí . 5. The Washington Post, 3 de mayo de 2007. 6. Véase en IraqSolidaridad: Thomas E. Ricks y Ann Scott Tyson: La nueva batalla por Bagdad. El plan de Bush prefigura una intensificación de los combates en las calles de Bagdad . 7. The Washington Post, 9 de mayo de 2007. 8. The Washington Post, 7 de mayo de 2007. 9. The Washington Post, 3 de mayo de 2007.

10. Véase en IraqSolidaridad: Documento Informativo de la CEOSI: Entrevista a Awni Al Kalemji, Frente Patriótico Nacionalista e Islámico 11. Véase en árabe: http://www.albasrah.net . 12. Al-Jazeera, 2 de mayo de 2007. 13. Los dos atentados suicidas llevados a cabo el lunes 7 de mayo en Ramadi, la capital de la provincia de al-Anbar, son otra prueba de ello.

http://www.nodo50.org/iraq/2007/docs/09_05_07_Balance_Abril.html