jueves, 3 de mayo de 2007

El infierno de los olvidados del mundo

El ACNUR preocupado por la suerte de los cuatro millones de exiliados iraquíes
El infierno de los olvidados del mundo

Sid Ahmed Hammouche
El Watan

Traducido por Caty R.

En un árabe pulido, un alto funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores de Iraq pregunta: “¿Las autoridades suizas dan asilo a los iraquíes con facilidad? Sinceramente, entre el asilo en la zona verde de Bagdad y el verdor primaveral de Ginebra, escogería Suiza”.

Este funcionario participaba en la conferencia organizada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Ginebra, con el objetivo de movilizar la ayuda internacional para los refugiados y desplazados iraquíes. Unos minutos antes Hoshyar Zebari, ministro de Asuntos Exteriores iraquí había presentado un cuadro bastante optimista de la situación en su país, explicando a la prensa que el plan de seguridad de Bagdad funciona de maravilla. Que tanto el norte como el sur del país están muy estables. Incluso invitó a los periodistas a devolverle la visita.

¿Protección social?

El redactor jefe del diario iraquí Al Sabah (La Mañana), Jihad Zair, que cubría el acto junto con media docena de periodistas iraquíes, se quedó atónito: “¿Nuestro ministro quiere decir que se puede hacer turismo hoy en Basora y Kirkouk?”; el periodista echaba pestes. Lo que está en juego es enorme: cuatro millones de compatriotas suyos han tomado el camino del exilio en los últimos meses, sobre todo a Jordania y Siria. El ministro iraquí, por otra parte, anunció que el gobierno de Maliki inyectará 25 millones de dólares para las necesidades humanitarias de los refugiados y que se abrirán campos en el norte del país con el apoyo del ACNUR y las ONG. Abdul Samad Al Abbidie, otro Ministro iraquí (de Desplazados y Emigración), va más lejos y afirma que Bagdad estudia una forma de protección social para los refugiados de Damasco y Ammán. El gobierno entregará una cantidad de dinero a cada familia desplazada para los gastos de sanidad y escolaridad de los niños; esta información hace saltar al periodista iraquí Dawod Janabi: “Eso animará a los iraquíes a emprender el camino del exilio. Es completamente absurdo.” El redactor jefe del diario Al Haqaîq (Las Verdades) señala otro peligro: “Están invitando a los suníes a tomar el camino de Jordania y Siria, así es como se solucionan los problemas en Iraq”, barbota. “Es una limpieza étnica a la que no se llama por su nombre”. El otro escollo que se debate en los pasillos de la conferencia es el rechazo del gobierno iraquí a que la comunidad internacional y el ACNUR se desentiendan de los planes de distribución de los dos millones de exiliados iraquíes. Ni Siria, con 1.200.000 refugiados ni Jordania con 750.000 pueden absorber más gente y mientras tanto 50.000 personas cruzan la frontera cada mes.

Las posibilidades de salida

Reisan Abdul Letief, de la Oficina iraquí de emigración y refugiados, explica: “La mayoría de los exiliados son profesionales, médicos, catedráticos de universidad, familias de clase media que tenían medios para desembarcar en Damasco y Ammán. Los más afortunados se instalaron en Dubai, los Países del Golfo y Arabia Saudí.” Riad, por su parte, invirtió siete millones de dólares “no para acoger a los desplazados sino para asegurar su frontera instalando cámaras de vigilancia”, lamenta Bill Frelick, encargado del departamento de los refugiados en la ONG Human Rights Watch. “Pero los que aterrizaron en Damasco y Ammán ya consumieron todas sus economías. Consideran la estancia en Jordania o Siria como una etapa para ir más allá, a países occidentales donde existe el estatuto de refugiado”, truena Rupert Colville, responsable de publicaciones del ACNUR. Es urgente, hay que ayudar y dar un estatuto claro a los refugiados iraquíes y a las otras minorías -palestinos, iraníes, turcomanos- acorralados en “tierra de nadie” entre Iraq y Siria. “Lo que he visto en al campo de Tanf es insoportable. Personas olvidadas del mundo que acampan en un desierto árido entre los puestos fronterizos de los dos países”, añade Rupert Colville, que acaba de regresar de aquel infierno. Un delegado sirio destaca la hospitalidad que ofrece su país a los “visitantes” iraquíes. “Hacemos lo que podemos para hacer frente a este drama y reiteramos en esta conferencia nuestro mensaje: la barca está llena”. “Hay que darse cuenta de que ni Damasco ni Ammán utilizan nunca la palabra ‘refugiados’, ya que ninguno de los dos países firmó el convenio ad hoc. Toleran la situación y al mismo tiempo aportan medios para hacer frente a las circunstancias”, indica Astrid Van Genderen Stort, portavoz del ACNUR. El otro problema de los iraquíes en el exilio, a su modo de ver, es que las autoridades iraquíes han instaurado un nuevo pasaporte. “Los solicitantes de asilo en la región deben agenciárselo, si no se vuelven ilegales”, prosigue Astrid Van Genderen Stort. “Los Iraquíes tirados en Damasco, Ammán o El Cairo deben renovar su visado cada mes o, como mucho, cada tres meses”. Otra molestia adicional para los que están de camino hacia el exilio soñado en Europa”.

“Bush debe pagar este caos”

En el plano europeo va tomando forma una solución que se rumorea entre las delegaciones que han acudido esta semana a Ginebra: la asignación de cuotas de refugiados iraquíes a cada país para aliviar a los estados de Oriente Próximo, donde viven el 95% de los iraquíes exiliados, que no disponen de infraestructuras de acogida. Pero de momento los occidentales hacen oídos sordos. Alemania sólo alberga a 52.900 iraquíes de las cien mil solicitudes de inmigración que le presentaron. Francia, 1.300 y todavía tiene 25.000 expedientes sobre la mesa. Suiza 6.000. Gran Bretaña 22.300 a pesar de que le unen fuertes lazos históricos con Iraq. Pero el ACNUR apela a los demás países industrializados. La llamada ha sido bien acogida por todos pero el compromiso sigue siendo tímido. Así, Suiza ofreció cuatro millones de francos y 1.000 plazas adicionales. EEUU 7.000 plazas para el año 2007 y también aportará ayuda económica para apoyar las operaciones del ACNUR y las ONG sobre el terreno. Otros países podrían seguir, a pesar de la urgencia… esperando. “Las delegaciones vinieron a escuchar. Nadie moverá ficha de momento”, admite un representante español. De cualquier forma, añade un diplomático árabe, es al Presidente Bush a quien corresponde encontrar una solución: “Al sembrar el caos en Iraq y en la región, provocó el éxodo de los iraquíes. Y debería pagar la factura. Si somos solidarios con el pueblo iraquí, no vamos a pagar en lugar de EEUU. Sobre todo cuando la raíz del problema es la ocupación estadounidense”.

Texto original en francés:

http://www.elwatan.com/spip.php?page=article&id_article=66610

Sid Ahmed Hammouche es argelino y redactor del periódico de Friburgo, Suiza, La Liberté.

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.

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