miércoles, 28 de marzo de 2007

¿Qué sucede en Afganistán?
Nazanín Amirian
Kaos en la Red

El futuro de Afganistán es un pozo negro no por los constantes cambios de bando y de alianzas que llevan a cabo sus dirigentes, ni tampoco porque la presencia de los ocupantes esté alimentando una reacción “nacionalista-patriótica”

Ahora que por extrañas razones la captura de Bin Laden ha dejado de ser la prioridad de la Administración Bush, y los Taliban y los Muyahedines una vez afeitados y enchaquetados forman parte del “nuevo” régimen de Afganistán (entre ellos Mawlawi Mohammed Islam, el ex gobernador de la provincia de Bamyan cuando fue destruida la estatua de Buda), podemos preguntar ¿Qué retiene a la OTAN –y por ende a las tropas españolas- en Afganistán?

Este Estado Tapón, de una importancia estratégica de primera orden para Estados Unidos en su batalla por la hegemonía mundial, aunque carece de recursos naturales considerables, sí que fue considerado en la década del os 90 la vía de acceso más práctico, económico y corto que debía unir los inmensos campos de gas de Asia Central con Pakistán en la costa del mar Arabe. Proyecto patrocinado por la petrolera estadounidense UNOCAL que iba a construir un oleoducto y un gasoducto que pasarían por el suelo afgano. Sin embargo, una vez en el terreno de juego, UNOCAL descubrió que lo que iba a ser un "segundo" Medio Oriente con 200 mil millones barriles de petróleo estimados no existen ni la mitad. A demás, el alto contenido en los agentes contaminantes de hidrosulfuro y mercaptán del petróleo encarecía su depuración; el elevado nivel de azufre en su petróleo dañaría los oleoductos convencionales y las altas presiones geográficas de la región aumentarían los costes de su extracción. Por lo cual, la rentabilidad de sus esfuerzos disminuye a ojos vista. Por eso, al menos por el momento, han suspendido el proyecto.

Pero, aunque los intereses energéticos hayan sido trasladados a un segundo plano, Washington y sus aliados tienen intereses geoestratégicos en este país. Pues, la ocupación de Afganistán persigue además: debilitar la Federación Rusa a nivel regional y acabar con su tradicional espacio de influencia geopolítica en Asia Central; consolidar el desmembramiento del territorio soviético e impedir cualquier posibilidad de reunificación euroasiática bajo el paraguas de Moscú; estrechar lazos económicos y políticos con aquellos Estados ex soviéticos; romper el control monopolista de Rusia sobre el transporte de petróleo de la región, y por consiguiente, restarle fuerzas a nivel mundial; limitar la influencia cultural, económica y política de Irán y China en la zona; rodear militarmente a Irán, esa asignatura pendiente de la Administración Bush, y sobre todo establecer una base militar en el pequeño tramo de frontera, de unos 70 kilómetros, que comparte Afganistán con China, la gran superpotencia rival de EEUU.

Por otra parte, los aliados de Washington –como España-, bajo el paraguas de la OTAN y con el pretexto de la lucha contra el terrorismo han encontrado una oportunidad única de implantar su influencia por vez primera en el suelo de Asia Central.

El principal amenaza para los ocupantes

Posiblemente, ni los atentados, y ni siquiera los constantes accidentes aéreos ceban tanta vida de los soldados occidentales que los efectos de la contaminación radiactiva. Afganistán se sitúa hoy a la cabeza de la lista de los países del mundo con mayor número de civiles afectados por esta contaminación. El coronel Asaf Durakovic, doctor en medicina, director del Uranium Medical Research Center (UMRC) y especialista del Pentágono en contaminación radiactiva, tras detectar la presencia de U236 en el cuerpo de los soldados de la invasión a Irak, afirma que EEUU y Gran Bretaña han usado más munición radiactiva en Afganistán que en la Guerra del Golfo y de Yugoslavia juntas. El coronel -hoy expulsado del ejercito- es preciso en sus acusaciones: “La orina de los afganos presentaba concentraciones de isótopos tóxicos y radiactivos entre 100 y 400 veces mayores que en los veteranos de la guerra del Golfo testados en 1999”. Para completar su información añade un ejemplo concreto: “Llegamos a encontrar en el cuerpo de un niño de 12 años que vivía cerca de Kabul unos 2.031 nanogramos, mientras que en USA el máximo permitido es 12 nanogramos por litro".

La culpable es "MWS”, nombre de la bomba que portaba cargas penetrantes revestidas con uranio empobrecido, que produce severos efectos radioactivos. Sus consecuencias dejan huellas tan indelebles que ya han empezado a salir a la luz: “sólo en le mes de junio de 2005, en el servicio de maternidad de uno de los hospitales para mujeres de Kabul nacieron 150 niños con malformaciones severas”, así lo relata el doctor afgano Mohammed Daud Miraki, Director de la Asociación Afghan DU & Recovery Fund.

De la misma manera que en Vietnam miles de soldados cayeron contagiados por las dioxinas del agente naranja que esparcían sobre las poblaciones; del mismo modo que decenas de miles de los integrantes de las tropas de EEUU han padecido el “síndrome del Golfo” por no ser avisados de las consecuencias que tendría sobre ellos la manipulación de esas armas, tampoco se facilita información a los militares que participan en la guerra contra Afganistán.

No hay comentarios: